Lo último que hizo en San Juan fueron las admirables obras de la Gruta de Fátima, hace un par de años, y una exposición de la que ya pasaron tres. Durante todo este tiempo, valija y herramientas en mano, siguió recorriendo provincias y países, participando de distintos simposios como artista invitada, representando al país. Sin embargo, jamás detuvo su producción en San Juan. Tanto así que en su febril taller -su segunda casa, donde pasa largas y placenteras horas- esta escultora que aún no aterriza con su producción en el Museo provincial de Bellas Artes, pero que exhibe sus obras en Cuba, Holanda, Alemania, Dinamarca, Finlandia, Estados Unidos y Canadá, fue acumulando una buena cantidad de piezas que ya empujaban por ver la luz, algo que está a punto de concretarse. El próximo miércoles, en el Auditorio Juan Victoria, la prestigiosa artista plástica sanjuanina Mirta Romero inaugurará "Vidriarte", su nueva muestra, con fuertes matices autorreferenciales. Es que, tal como lo señala el nombre de la exposición, eligió el vidrio como protagonista, representando la fragilidad. Pero también habrá hierro, otro de sus materiales favoritos, con el que simboliza la dureza, la resistencia.
"Son las cosas de la vida, y también de mi mundo interior… ", dice en tono de confesión Mirta, que a sus 68 años sigue siendo una apasionada de lo que hace, disfruta el desafío que proponen los distintos materiales frente a sus manos fuertes y delicadas, y asegura que -pese a los contratiempos que siempre aparecen en el camino- quiere mostrar y compartir los resultados también con su gente.
Obras de gran porte (más de dos metros de alzada) y otras de menor tamaño -que matizará con fotografías de lo realizado en Fátima y también en distintos encuentros nacionales e internacionales- integran esta nueva tanda de unas 120 creaciones, de las que alrededor de 80 quedarán a consideración del público. Allí se lucen piezas en vidrio y en hierro como Germinando vida, La pareja, La semilla y las sugestivas Alas de cielo y Alas de un sueño…. "porque nada me cortará las alas", dice casi susurrando, antes de sumergirse otra vez en la difícil tarea de elegir cuáles de sus obras quedarán en gateras, para una próxima vez.
