Por pura casualidad no pasó a mayores: temprano por la mañana, ayer se abrió un boquete en la mano Oeste de Avenida Rioja, entre Mitre y Santa Fe, en pleno microcentro de la ciudad. Como resultó ser un agujero de casi un metro de ancho por unos 30 cm de profundidad, que además dejó pedazos filosos de calle apuntando hacia arriba, bien podría haber sido causante de más de un accidente de tránsito. Pero afortunadamente esto no sucedió, y desde la Municipalidad de la Capital lo señalizaron a tiempo, para que los conductores y ciclistas no tropezaran con ese obstáculo.

Primero acudió gente de OSSE, alertada por los vecinos, presumiendo que se trataba de un hundimiento del pavimento por algún caño de agua roto. Pero luego vieron que estaba todo seco y no había indicios de filtración alguna. Fue entonces cuando dieron el diagnóstico desde el propio municipio: por efecto del tiempo y del uso, dijeron, terminó cediendo el material compactado que hay debajo de la calle, lo que a su vez provocó que se rompiera y desmoronara el hormigón armado de la Rioja.

Esta avenida no tiene el sistema moderno de pavimentación, explicaron desde el municipio, sino que está hecho con el hormigonado apoyado sobre ladrillos, ripio y tierra compactada, propio de la reconstrucción posterremoto de 1944. Este sistema se puede ver en las avenidas principales del centro y en algunas de las calles más importantes de la ciudad.

Por el propio efecto del tiempo y el desgaste, dijeron en el municipio, las capas inferiores al hormigón terminaron cediendo y quebrándose, produciendo así el hundimiento de la calle en ese sector de la avenida.