Que bueno el informe de carácter internacional, que estudia este comportamiento integral.
Yo sostengo siempre, desde que tengo uso de razón, que los grandes cambios, coinciden generalmente (y está comprobado) con una generación, y en mi opinión el vino no es la excepción.
Lo que sucede es que un cambio generacional se demora por lo menos 18 años. Lo de Francia no escapa a lo de otros países de gran tradición. En ellos, el formato familiar de la Segunda Guerra, era casi una comunidad, donde la influencia del padre y el abuelo era muy fuerte, pero eso fue cambiando, por lo tanto, los hábitos de los jóvenes también. Tomar vino era normal, y en familia. Lo mismo pasaba en Italia, España y países vecinos. Las tradicionales comidas de pastas con tintos en las comunas italianas y los platos deliciosos de nuestros familiares venidos de distintas latitudes españolas lo demuestran, la comida con el vino en la mesa a la hora de la reunión familiar.
Pero en los países no tradicionales en vitivinicultura es totalmente inverso, los jóvenes sienten atracción por lo que no tienen en forma habitual sea una bebida u otra cosa. Y es el caso de China, el gigante asiático, de Inglaterra, la cuna de la cultura y el abolengo y de otros países asiáticos con gran crecimiento económico en los últimos 10 años.
Resumiendo, creo que son las reglas del juego, y creo que son totalmente reversibles, es posible que la próxima generación que si no es X y no es Y, será Z, regrese al primer amor de sus antepasados, que no conoció -a lo mejor- ni en fotos.
Todo esto pasará con el vino siempre, pero nunca se dejará de beber, los comerciales deberán ser mas creativos, y los enólogos adaptarnos cada vez más a las exigencias de los consumidores.
En cuanto a los argentinos, nosotros nos parecemos más a los países latinos, por lo tanto la conformación de la familia es muy parecida, lo diferente es que para los argentinos el tema de estatus es importante, y el vino tiene que ver en eso, lo cual nos ayuda un poco a quienes estamos en el negocio.
Y se están haciendo cosas para mejorar o mantener el consumo de vinos en el país, la Coviar por ejemplo, trabaja para ello, desde el Consejo de Enólogos de San Juan, también aportamos lo que podemos, por lo menos en el medio local. Sí creo fuertemente que toda la industria (enólogos, bodegueros, viñateros, mosteros, fraccionadores, etc) se deben comprometer con la calidad del producto, porque el consumidor que hoy existe, es mucho mas exigente, se informa mejor, y tiene la oportunidad de probar vinos de otras regiones. Está todo más expuesto, es más fácil tener datos, información al instante, hay góndolas con productos variados y es todo mucho más dinámico.
Para todos los actores de esta cadena que no entiendan esto, y no puedan o no quieran cambiar, es posible que el panorama se les complique un poco más.
