Sin reproches, solo aplausos. De los cuatro costados y para todo el mundo incluídos a los jugadores de Atenas de Río Cuarto. Así, con ese gesto que no abunda y que sorprende en el cruel y egoísta ambiente del fútbol del país, Defensores de Boca Juniors de Los Berros se fue del Torneo Federal C dejando todo y más. Su alma, su espíritu y la nobleza de un club humilde que llegó hasta los cuartos de final de esta edición 2016 y que quedó a solo cuatro partidos de estar en el Federal B. El verdugo fue un grande del mapa futbolero nacional como Atenas de Río Cuarto que viene en un camino de reconstrucción después del doble descenso del Federal A primero y del Federal B después. Solamente el oportunismo de un goleador con mil batallas encima como Guillermo Tambussi fue la pequeña gran diferencia para ganarle 1-0 a Defensores de Boca que puso lo que tenía y tal vez más. No le alcanzó para el milagro de revertir el 1-2 de la ida pero dejó la enorme imagen que reivindica el fútbol porque terminó aplaudiendo junto a todo Los Berros a un rival con historia que se bancó todo en el complemento.
La obligación era propiedad exclusiva de Defensores de Boca y a cancha llena lo asumió así. Con Flavio De la Vega como abanderado y los primos Sebastián y Carlos Méndez intentó presionar en la salida de Atenas en el comienzo nomás pero empezó a chocar con el oficio de tipos como Cristian Acosta que ordenó el fondo cordobés desde su experiencia para no pasar sobresaltos. Todo el primer tiempo fue más de lo mismo: las ganas de Defensores contra el oficio de Atenas. Parecía que terminaban sin goles la primera parte pero a los 40’ un pelotazo largo sobre la derecha que guapeó el gigante Brian Aguero, desparramó a Ayala, su marcador, y le dejó el espacio para el centro que le llegó a la cabeza al implacable Tambussi que agarró a contrapierna al buen arquero Espinoza y puso el 1-0 inmerecido para Atenas por lo que había hecho en esos primeros 45’. En el complemento, el Flaco Sánchez se jugó el resto. Desarmó la línea de cuatro atrás, metió otro punta y se fue al ataque sin demasiadas ideas. Fueron centros frontales, mucho amor propio y el enorme corazón para intentar ese milagro que no sería. Hubieron un par de ataques de Carlos Méndez e incluso una dudosa mano de Vacaloni que el árbitro Marquez juzgó casual pero nada más. Defensores se iba quedando sin ideas pero con la frente alta ante un grande del mapa futbolero del país, demostrando que soñar siempre es posible.
