Era el BMW de 100.000 dólares. El del escándalo. El de un supuesto negocio tramposo entre empresarios. El mismo que el dueño de una concesionaria denunció como robado el 29 de octubre pasado en su local de Trinidad, Capital. El mismo por el que el empresario Franco Benedetti terminó imputado, igual que Maximiliano Dimódica, luego de que la juez María Inés Rosselot creyera que ambos estaban vinculados a esa sustracción, a pesar de que luego no fueron reconocidos como los presuntos asaltantes que le quitaron el auto al hijo de 14 años del agenciero, dijeron fuentes judiciales. Ayer a la madrugada, siete meses después de la denuncia, el vehículo fue abandonado en calle España, entre Córdoba y General Paz, Capital, frente a la planta verificadora de la policía. Todo un detalle porque allí se realizan los controles en las numeraciones de motor, chasis y patentes de los autos, y muchas veces se descubren anomalías.
El hallazgo del auto generó una suerte de pelea entre dos áreas policiales. Llegó primero, alrededor de las 10.30, un grupo de pesquisas de Estafas de la Brigada de Investigaciones al mando del oficial inspector Rolando Narváez. Y pegado a ellos apareció también en el lugar el comisario inspector Hugo Tello (jefe de la seccional 25ta.). Altos jefes policiales aseguraron que el dato sobre la presencia del lujoso auto llegó por vías separadas a ambos grupos policiales y que finalmente se resolvió que la gente de la Central de policía siguiera con la investigación.
¿Quién ocultó el auto todo este tiempo? ¿Por qué razón? ¿Por qué lo dejaron frente a una sede policial? ¿Quién lo dejó allí? Esos y otros interrogantes son los que pretenden develar los investigadores dirigidos por la juez Rosselot. Por ahora, se cree que fue dejado allí durante la madrugada.
La complicada trama judicial y extrajudicial sobre la coupé BMW habla de que el vehículo fue comprado por Benedetti a Fabián Díaz y que como parte de ese trato, el empresario cuestionado entregó a Díaz una camioneta BMW X6 obtenida del ex agenciero José Carlos Galdeano. Este último comerciante se quedó con el auto y lo llevó a la agencia de Javier Valiente. El problema surgió cuando Díaz reclamó los papeles que faltaban de la camioneta y allí Benedetti supo que no sería fácil conseguirlos porque tenía una abultada deuda en Buenos Aires. Informalmente, se habla de que por esa operación frustrada Benedetti resolvió recuperar su auto, sin ejercer violencia alguna.
Pero en la justicia hay dudas y sospechas. Y por ahora, serán las pruebas las que determinen cómo terminará el escándalo del BMW.
