Julio (fallecido), César, Raúl y Miled Marún son los hijos de don Julio, que hoy timonean Gama SRL más conocida como Tupelí, una firma dedicada fundamentalmente a la producción de aceite de oliva, salsas de tomate, productos gourmet y las soluciones gastronómicas.

"Nosotros nos hacemos cargo de la empresa en 1983 por decisión de mi padre", señalaron los hermanos agregando que "entonces teníamos Julio, 23; César, 21; Raúl, 20 y Miled, 18 años".

A pesar de asumir el rol empresario de jóvenes, pudieron estudiar y César es licenciado en alimentos, Raúl ingeniero civil y Miled, contador público nacional.

Los hermanos confesaron que "si bien nuestro padre seguía en la fábrica y con los clientes, pero dejó de tomar decisiones. Él nos decía "si vos creés que eso anda, hacelo. Después vemos".

"Nuestros primeros pasos fueron hacer algunas modificaciones arquitectónicas y de packaging y presentación en los productos. Trabajábamos solos con total libertad. Nos hicimos cargo de la empresa", contaron.

La empresa nació en 1949 con la comercialización de aceites comestibles de Buenos Aires en San Juan, iniciando la elaboración de aceite de oliva virgen. En los 60 y 70 inició la elaboración de conservas artesanales de frutas y hortalizas. Se consolidó con el 55% del mercado sanjuanino de aceites y distribuye en las plazas del país.

En etapas posteriores, en los 80 se potenció la venta al consumidor final, incorporando salones propios o de terceros y en las principales cadenas de supermercados. Para los 90, intensificaron fuertemente el mercado gastronómico, incorporando distribuciones de productos secos líderes en catering y congelados líderes en catering, como por ejemplo, panificación congelada, papas y verduras congeladas.

El siglo XXI encontró a la empresa plenamente consolidada. Con GAMA SRL concluyó la refinería de aceite de oliva y fábricas de aceite en el departamento Angaco, junto con conservas y refrigerados en torno a la distribución y productos gourmet bajo el esquema de soluciones gastronómicas. También se inauguró el museo olivícola Don Julio e incursionaron en biocombustibles.

Don Julio falleció a los 73 años, un 21 de septiembre en 1996 y sus hijos afirmaron que siguieron con su labor porque "nuestro padre nos enseñó a ser apasionados con la industria y con los negocios. Pudimos hacer otra cosa pero nuestra decisión fue trabajar en lo que queremos".

Sobre el futuro consignaron que "es muy incierto en función de que el año próximo es político y siempre en Argentina los años electorales son complicados. Pero como siempre, apostaremos al país desde San Juan".

Finalmente señalaron que "el secreto de nuestro padre fue enseñarnos a querer esto, a amar el trabajo y poner pasión en el trabajo. Esto es lo que hace que algo sea exitoso. Hacer las cosas desde el corazón".