Algo pasó en este San Martín. De aquel que miró de lejos a todos en la primera rueda a este que lastimosamente apostó a salvar un puntito en La Paternal, hay demasiados interrogantes para responder. Algo pasó. No hay juego, no hay potencia ofensiva, tiene fragilidades defensivas y lo peor, parece no tener banca anímica para poder sacar adelante el último paso para el ascenso. Forestello probó otro modelo en Argentinos Juniors y no encontró las respuestas. Lo sostuvo el excelente presente de Luis Ardente que hizo todo lo que pudo, pero colectivamente este San Martín fue el mismo que sufre y sufre en este tramo del año y que pareció pasar de tener el ascenso en tiempo presente a un futuro condicional con solo una ficha para jugarsela al todo o nada ante Ferro en San Juan dentro de dos semanas.
Ante las necesidades de Argentinos, Forestello armó dos línea de cuatro, enganche y un solo punta con Iberbia y Quiroga por los costados para marcar más que para jugar en el medio y con lo que Poggi más adelantado pudiera hacer. Nunca consiguió tener la pelota con ese dispositivo, excepto en los últimos quince minutos del primer tiempo cuando pudo hacer pie y al menos, pelear la posesión de la pelota.
En el complemento, cuando Argentinos fue decididamente a buscarlo, lo sufrió. Lo aguantó con Ardente hasta que llegó el gol y la derrota. No hubo reacción, no hubo rebeldía para salir al frente y cambiar un presente que parecía perfecto y que de pronto se transformó en un futuro absolutamente condicional y por exclusividad de San Martín.
