Los hermanos (mellizos) Luis Alberto y Ernesto Luis Vallejo son personas que se destacaron en el ámbito comercial desde que llegaron impulsados por su padre Luis desde Mendoza. Él se dedicaba en la localidad de Jaime Pratt al comercio, pero tenía gran pasión por su finca y su bodega. El crecimiento que lograron los Vallejo en San Juan fue tan importante -tanto en la venta minorista de calzado, indumentaria deportiva como otorgamiento de créditos para consumo-, que se extendieron a San Luis, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero y Tucumán.

En el año 1994 adquirieron mediante el sistema de diferimientos impositivos un campo en 25 de Mayo en el que implantaron 180 hectáreas de olivos doble propósito (para aceites y conservas respectivamente). Este fue un paso decisivo para que la tercera generación de los Vallejo sumara a la actividad la parte industrial que hasta hace pocos años era una materia pendiente.

Nicolás (36), licenciado en administración de empresas, hijo de Luis Alberto, y Patricio (34), abogado, hijo de Ernesto, crecieron tan unidos como sus padres, y son ahora los responsables de Fincas del Oeste, nombre del emprendimiento dedicado al cultivo del olivo y producción de aceites.

Claro que en este punto cabe destacar que el crecimiento de la empresa en esta tercera generación fue realizada a conciencia total. Es que ambos se prepararon y especializaron en gestión de empresas familiares.

Este tipo de estudios permite fortalecer los negocios entre parientes, aprender a superar obstáculos y, sobre todo, contar con un protocolo familiar (algo así como una Biblia de la empresa que se debe respetar), que se actualiza periódicamente.

Así fue que en el 2006 comenzaron a industrializar sus aceitunas tanto las destinadas a aceite como las de conserva, aunque en ese momento la venta se realizaba a granel. El mismo año se concretó la primera exportación de aceite.

Los cambios que se van produciendo en el mercado también les exigieron que comenzaran a pensar en una marca y en el envasado de sus productos. Debido a la corta vida dentro de la industria olivícola es que por ahora elaboran sus productos a maquilla (en fábrica de terceros), con el sueño de la planta propia.

El gran aporte que hizo esta nueva generación de Vallejo es el profesionalismo para el trabajo, tanto que prefieren el término "equipo de trabajo", antes que "grupo de trabajo".

"Trabajamos mucho en lograr nuestras metas, en fortalecer siempre la empresa familiar, y en el caso de la producción de aceite apuntamos a un producto equilibrado sin picos, es decir con muy buenos frutados y amargos tenues, con alta calidad que es lo que demanda el mercado", explica Patricio.

Esta nueva generación apuesta a la búsqueda constante -con asesoramiento externo inclusive- de la purificación y desarrollo de una empresa con años de trayectoria en lo comercial y que ahora marca presencia en la industria.