Por su investidura es el hincha número uno de Unión. José Luis Gioja, el gobernador de San Juan, por un par de horas se olvidó de todo lo atinente a su función y se metió en la piel del aficionado que atrapado por la magia del fútbol puede vivir diferentes sensaciones en escasos instantes.

Llegó cinco minutos antes que empezara el juego. Su acceso a la platea coincidió con el ingreso de la terna arbitral. Encontró un lugar en las gradas junto a Eduardo Quiroga y Francisco Salvadore, dos hombres muy emparentados con la institución azul.

"Vamos che", fue uno de sus primeros gritos cuando Unión estuvo cerca luego de un intento fallido de Matías Guerra. Fue uno de los primeros en saltar para gritar el gol de Fullana y también hizo escuchar su voz cuando el árbitro expulsó a Laciar. "Creo que se apuró, no era para amonestarlos, al fin de cuenta fue una discusión entre dos compañeros", expresó.

En silencio siguió las alternativas del primer tiempo que se había complicado con el empate de los salteños. Al igual que todos su rostro denotaba preocupación.

Después, cuando Guerra hizo el segundo y se produjo el resurgimiento futbolístico de su equipo, se contagió del entusiasmo y en más de una vez se lo escuchó alentar. Incluso, cuando el partido en Villa Krause estaba para alquilar balcones y la suerte de San Martín, en Córdoba, estaba echada, se dio vuelta y mirando a las cabinas les reclamó a los periodistas: "Transmitan este partido che, ¡déjense de joder!", exclamó.

"Que lindo espectáculo, este equipo ganó porque tuvo huevos, con un hombre menos se la jugó y acá está el resultado, creyeron en ellos y eso es valorable", afirmó.

Su visita a Villa Krause culminó en el camarín saludando a los jugadores y cantando con ellos el "soy de Unión, soy de Unión". Ayer, a la hora de la oración, el gobernador fue uno más del pueblo azul. Ese que ve cada vez más cerca el ascenso al Argentino B.