Tras varios años con un próspero local comercial de importación de vinos europeos que tenía en Buenos Aires, el valenciano Jaime Colomé vio el potencial de la industria vitivinícola sanjuanina y se convirtió en un precursor al invertir en una empresa que buscó reemplazar los vinos que traía de Europa con los de fabricación doméstica. La firma se llamaba La Carolina y adquirió un gran prestigio a principios del siglo pasado.
Colomé había nacido en Valencia en 1859 y en 1874 se inició en Buenos Aires con un local de venta de vinos importados. Conocedor del ambiente, si bien la industria vitivinícola local estaba en pañales, Colomé vio lo que podía generar San Juan e invirtió para conformar una empresa que le permitiera hacer buenos vinos, en reemplazo de los importados.
Con su establecimiento, al que llamó La Carolina en honor a su esposa, Carolina Serra Colón, buscó pasar de la producción de vino común a granel al vino fino en botellas, aprovechando la clientela de su negocio en Buenos Aires, una red de distribuidores y buenos contactos en ciudades importantes.
La bodega estaba en Capital y del pequeño complejo que había adquirido inicialmente, pronto la bodega pasó a ocupar una manzana completa, rodeada por las actuales calles Aberastain, General Paz, Caseros y Córdoba. Allí se llevaban a cabo todas las etapas del proceso: molienda, elaboración, estacionamiento, fraccionamiento y expedición, con maquinaria moderna y mano de obra especializada, que no muchas bodegas de la época tenían, según Mabel Benavídez de Albar Díaz. Además, la firma contaba con viñedos y una bodega menor que estaban ubicados en Pocito bajo el nombre de "Villa La Carolina", administrados por Rafael Benavídez.
Los vinos se envasaban bajo las marcas "Colomé y Cía" y "La Carolina" y se vendían en Buenos Aires y zonas de influencia. Eran de los tipos Málaga, garnacha, Málaga seco, priorato, blanco añejo tipo oporto, blanco añejo dulce, blanco añejo vermouth, rioja y burdeos.
Pese a los años de buenos negocios, la empresa luego entró en problemas económicos, de los que finalmente no pudo salir.
