La economía local no tendrá una desaceleración benévola, menos un ambicioso desacople. Lo que sufrirá, junto a muchas economías latinoamericanas, será una difícil recesión como la que hoy temen y padecen las naciones desarrolladas.
El pesimismo señalado por Morgan Stanley, sobre nuestras perspectivas económicas, sumó coincidencias entre los grandes bancos extranjeros y ya todos pronostican una caída en la economía interna de hasta 4,7% para este año. Según analistas, ésta es la verdadera razón del adelantamiento de las elecciones.
El martes último, Goldman Sachs revisó sus pronósticos sobre la región, y alertó que lo más probable es una caída del 1% en Latinoamérica. El colapso arrastraría a muchos y, para ese banco, la economía argentina se reducirá un 1,2%; la de Brasil un 1%; México 3% y un 0,4% la de Chile.
Los últimos informes de los grande bancos sobre la Argentina sostienen que la creciente debilidad de los ingresos fiscales, los menores precios de productos básicos, el debilitamiento de las exportaciones y la falta de voluntad política para reducir el gasto público, dejarán un superávit primario menor del 3% del PIB en 2009. Es decir, lejos del 4% de crecimiento plasmado en el presupuesto de este año. El Deutsche Bank habla del 0,9%; el JP Morgan, del 1%; Barclays, 0,6% y de 4,7% Morgan Stanley.
Si bien estos pronósticos son mensuales, por las dificultades propias de la crisis, el Gobierno nacional debería rectificar el rumbo y encausar la economía, dejando de lado las mezquindades políticas que agravan la emergencia actual.
