Han transcurridos casi veinte días desde que se tomara conocimiento del ataque perpetrado contra la añosa arboleda ubicada en la Escuela Normal Superior General Manuel Belgrano, del departamento Caucete, sin que las autoridades de ese establecimiento, la Subsecretaría de Medio Ambiente, el municipio, o la Justicia de paz de la jurisdicción, respondan por la responsabilidad que les compete, o la actuación de oficio, según la intervención correspondiente.
La denuncia de numerosos padres de alumnos y vecinos del lugar, incluyendo la carta y fotografías de un lector a este diario, que luego fue documentada en una nota periodística, reveló la erradicación de una arboleda de más de 70 años que sobrevivió al terremoto de 1977 y fue respetada en la reconstrucción del edificio escolar, tras el sismo. Particularmente un olmo gigantesco era parte de la historia de la normal, cuya sombra cobijó a numerosas generaciones y a su amparo se realizaron los actos de egresados y las celebraciones trascendentes en el patio principal. Lo cierto es que se aprovechó un feriado largo para cometer la depredación, a fin de ocultarla e impedir que se detuviera con un llamado oportuno a los organismos encargados de preservar la arboleda pública. Tampoco respondieron cuando la prensa intentó conocer si tuvieron conocimiento de la mutilación.
Tan grave como extirpar una arboleda que constituye un patrimonio de la sociedad, es el mensaje que deja a unos 2000 alumnos de la prestigiosa escuela de Caucete. La enseñanza de la ecología, en particular el cuidado del árbol -más todavía por el déficit forestal que tiene nuestra provincia- fue derribada por la contundencia despiadada de la motosierra.
