Las medidas potenciales destinadas a evitar la denominada "guerra de monedas" no formarán parte del documento final que hoy firmarán en Seúl los presidentes de los países que integran el Grupo de los 20 (G-20).
Los diálogos previos que mantuvieron desde el lunes pasado los viceministros de Finanzas y el grupo Sherpa, en el que Argentina está representada por el embajador Alfredo Chiaradía, cerraron sin acuerdo sobre la disputa del tipo de cambio y sobre la necesidad de evitar los desequilibrios en las balanzas comerciales, informó ayer Kim Yoon-kyung, portavoz del comité organizador de la Cumbre del G-20.
En este contexto, el presidente estadounidense, Barack Obama, se reunió durante 80 minutos con su contraparte chino, Hu Jintao, en Seúl para discutir el tema de las divisas.
Ambos países son centrales para sellar los desacuerdos globales sobre cómo alentar el crecimiento económico y mejorar las balanzas comerciales entre exportadores como China e importadores netos como EEUU.
En el encuentro, Obama pidió a Hu que permita una aceleración de la apreciación cambiaria para achicar el desbalance comercial.
"Nosotros nunca buscaremos debilitar nuestra moneda como herramienta para ganar ventaja competitiva", dijo el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, al responder a las criticas por la decisión de la Reserva Federal (Fed) de salir a inundar el mercado con más de 600.000 millones de dólares a través de la compra de deuda.
En tanto, Hu dijo a Obama que la reforma cambiaria del yuan -la moneda china- será un proceso "incrementario" y que su aplicación se realizará a través de una reforma "férrea" que requiere una economía global "sólida".
EEUU y otros países desarrollados acusan a China de mantener el tipo de cambio artificialmente bajo para abaratar sus exportaciones, obteniendo así ventajas competitivas artificiales.
En este contexto, el yuan subió ayer a su máximo en 17 años frente al dólar, y acumula una suba de 3 por ciento desde junio.
Por su parte, Dilma Rousseff -la presidenta electa de Brasil que acompañó a Lula Da Silva a Seúl- advirtió que EEUU está siguiendo una política de dólar débil que podría hacer que los países adopten formas de proteccionismo oculto para mitigar sus efectos.
"La política de dólar débil significa que otras economías están cargando con los costos del ajuste estadounidense", dijo Rousseff, y agregó: "No es proteccionismo camuflado, pero ocasiona proteccionismo camuflado".
Según la futura mandataria, el Grupo de los 20 podría hablar sobre reducir el papel del dólar como moneda de reserva a favor de una canasta de monedas.
En este contexto, el economista Joseph Stiglitz dijo que el plan de la Reserva Federal de EEUU de expandir el estímulo podría contribuir a burbujas potenciales de activos en países emergentes con un fuerte crecimiento que no tienen medidas de control de capital.
