Por todos es sabido que la alarma del terrorismo islámico en Europa hace rato se ha encendido. Basta recordar los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid; del 7 de julio de 2005 en Londres; del 29 de marzo de 2010 y del 21 de enero de 2011 en Moscú, entre otros. De fecha más cercana, recordemos los atentados en París a la revista "Charlie Hebdó” y luego en el supermercado "Hyper Cacher”. Lo peor es que quienes han vuelto vulnerables las capitales europeas no son todos provenientes de un país musulmán extranjero, porque también hay lugareños, esto es, musulmanes españoles, británicos, rusos o franceses. El Islam liberal o "Light” no es tendencia sino restringida novedad.
También ha llamado la atención de quienes siguen atentamente estos sucesos trágicos, una nota de la conocida publicación Sunday Express, en el pasado mes de septiembre, conjetura que cerca de cuatro mil yihadistas habrían hecho su ingreso a Europa, con el ropaje de refugiado sirios. ¿Con qué fin? Isis habría aprovechado la ocasión de infiltrar gente de la suya con el objeto de reclutar miembros y así formar nuevas células locales. Sabe Dios si no son una semilla cuyo fruto en un mañana, no sean nuevos atentados de sangre y fuego.
Tampoco hemos de perder de vista que Europa también "exporta” yihadistas a Medio Oriente. Se estima en no menos de 20.000 el número de franceses, ingleses y belgas -entre otras nacionalidades- que han sufrido un lavado de cerebro y han marchado a combatir por la "causa santa” en Irak y en Siria. Merece una publicación aparte el por qué estos jóvenes, frecuentemente universitarios, dejan atrás una vida de confort para ir al vivir al desierto agreste y agresivo.
Una vez más no es superfluo señalar que no todo el mundo islámico es partidario de la "guerra santa”, contradicción en los términos si la hay. Islam no hay uno solo! No lo perdamos de vista. Si buscáramos en los "Suras” del Corán algún texto que invite a la violencia, lo encontramos tranquilamente. Por ejemplo el que cito a continuación: "Una vez expirados los meses sagrados, matad a los idólatras dondequiera que los halléis, hacedles prisioneros, sitiadles y asechadles; pero si se convierten, si observan la oración, si hacen limosna, entonces dejadles tranquilos, pues Dios es indulgente y misericordioso” (Sura IX, 5).
También hay que decir que usar un texto que se considera sagrado, no es patrimonio exclusivo de grupos musulmanes. Los hay aún en muchos credos. Pero nada legitima el recurso a lo sagrado para legitimar la violencia obscena. Y esto hay que tomarlo no como una metáfora o expresión de algún deseo. Por eso se dice que en la mira de la policía francesa están en la mira no menos de 80 mezquitas de dudosa orientación religiosa-ideológica.
El fundamentalismo se corrige con el remedio de la educación profunda y objetiva, que no "domestica” o amaestra sino que alimenta el sano juicio crítico. Se corrige con estimular la pasión por la verdad y la justicia, la comprensión del otro como hermano, la mirada hacia el prójimo como la que tuvo Jesús, el buen samaritano. Como se ve, el remedio a la enfermedad es también una postura mental, una actitud interior sana y pacífica. Nunca la solución del fundamentalismo -apego excesivo a la letra con olvido del contexto- será el relativismo, que no apuesta por ninguna verdad. Eso no. Educar "en” y "para” la convivencia pacífica, parece ser un reto ineludible de este nuevo siglo. Todo hombre es mi hermano: esto sí hay que interpretarlo de modo literal!.
