Alberto Iturra, el psicólogo a cargo del trabajo de contención de los 33 mineros chilenos que ayer cumplieron un mes atrapados bajo tierra, descartó el envío de alimentos especiales a los trabajadores para celebrar la fiesta del Bicentenario de Chile.
Mientras el ministro de Salud chileno Jaime Mañalich evaluaba enviar para la fiesta del Bicentenario -el próximo 18 de septiembre- empanadas y vino a los mineros enterrados, Iturra señaló que no pueden "arriesgarse a tener problemas".
"No podemos arriesgarnos a una indigestión abajo, porque de nuevo perderíamos peso, de nuevo habría deshidratación y de nuevo tendríamos problemas infecciosos que no es saludable", dijo a los periodistas.
Sobre la posibilidad de ofrecerles vino, el psicólogo se opuso "terminantemente" porque no sabe en qué condiciones se encuentran".
El psicólogo indicó, además, que la posibilidad del consumo de alcohol presenta una variable que puede ser difícil de manejar a 700 metros de profundidad.
"¿Qué pasa si alguien no se lo quiere tomar y se lo da al del lado y el otro tampoco se lo quiere tomar y se concentra el alcohol en tres o cuatro personas? ¿Cómo nos hacemos cargo de eso?", señaló Iturra.
Por ahora, el grupo de profesionales bajo el mando de Iturra preparan la Fase 5 de preparación física y psicológica de los mineros para su rescate, de manera que puedan resistir los cambios de luz entre el interior y exterior de la mina, además de acostumbrarse a la nueva vida que tendrán tras su salida donde el apoyo de sus familiares será fundamental.
En el campamento "Esperanza", algunas familias también se enfrascaron ayer en una discusión en torno a cómo se celebrarán, pero en las afueras de la mina las fiestas patrias, el próximo 18 de septiembre.
Mientras algunos sostenían que no hay nada que celebrar, otros veían con buenos ojos la proposición de algunos alcaldes de la zona, que ofrecieron hacerse cargo de la carne para preparar un asado, aunque sin vino ni bebidas alcohólicas.
Bocinazos por el mes
Las familias de los 33 mineros realizaron ayer un emotivo acto en la mina San José para homenajear a sus seres queridos al cumplirse un mes del derrumbe. Un grupo de familiares, acompañados por el ministro chileno de Minería, Laurence Golborne, subieron al cerro contiguo a la mina, donde flamean 32 banderas chilenas, una boliviana y otra uruguaya, ésta última donada por los supervivientes de la tragedia de Los Andes que visitaron el campamento el sábado.
Golborne izó una bandera chilena y, megáfono en mano, nombró a los 33 trabajadores ante los aplausos de sus allegados, la mayoría de los cuales no pudieron contener las lágrimas.
Posteriormente, se cantó el himno nacional mientras los vehículos hacían sonar las bocinas alrededor de las 13:40 hora local, la hora en la que se produjo el derrumbe el pasado 5 de agosto.
De hecho, fue un vehículo de Carabineros (policía militarizada) el que inició el bocinazo al que se plegó todo Copiapó.
