Buenos Aires, 26 de junio.- Los seguidores de Guapas vivieron anoche la escena más dramática desde el comienzo sobre un tema que cala fuerte no sólo en la ficción sino también en el imaginario social: la maternidad.
Los protagonistas fueron Isabel Macedo (Laura) y Esteban Lamothe (Pablo), quienes tras varios intentos para tener un bebé y por medio de inseminación artificial, lograron concebir ese “sueño” -porque así lo vivieron- que se derrumbó con la peor noticia sobre la pérdida.
Capítulos atrás, Pablo le había dicho a Laura que estaban viviendo todo lo que siempre habían querido, aunque no de la forma exacta en la que lo habían pensado: a pesar de estar separados, acababan de lanzar un programa periodístico como conductores y esperaban con ansias ese nacimiento. Sin embargo, con un giro inesperado del guión, lo que devino fue la ruptura de esa ilusión encarnada intensamente por Macedo (que investiga obsesivamente la problemática de sus personajes) y escrita con un nivel de crudeza absoluta. Los resultados están a la vista.
El momento se dividió en tres escenas. En la primera, Laura se enteró de la ausencia de los latidos en un chequeo médico. Al escucharlo corrió de la sala médica y se quebró (literalmente) en llanto. Una vez en su casa y con el acompañamiento incondicional de Pablo, se enojó, se dejó caer en la cama y llegó la otra sensación ineludible: el no entendimiento, el intentar razonar lo inexplicable. Y también la culpa. “¿Vos escuchaste cuando dijo que el bebé estaba perfecto? Vos todavía le preguntaste adelante mío. ¿No le parece que un mes para el próximo chequeo es mucho? No, ¿para qué van a venir antes? Está todo perfecto”, recordaba.
Por último devino el leitmotiv de la tira: el encuentro de las amigas, acompañándose fraternalmente, aunque esta vez, en una tragedia. Si en varios capítulos de la tira, la musicalización se destacó por sus canciones (en su mayoría covers) que identifican y movilizan, en estas escenas preponderó el silencio y un tímido piano de fondo. La fotografía, los tonos de voz y el sonido eran de duelo, de un dolor extremo. “Habíamos llegado tan lejos…”, reflexionó Pablo. “Yo también perdí un bebé”, agregó, con una notable actuación.
El texto final de Macedo, con sus amigas de miradas desconcertadas, no pudo haber sido más real. “Me quiero morir. Esta vez me lo creí. Vi la panza. Lo único que quiero es a mi bebé y no lo tengo. ¿Cuántas veces más voy a tener que pasar por la experiencia nefasta de tenerlo todo y perderlo para valorar? ¡Ya entendí, no puedo más! Si esto es estar vivo prefiero estar muerta, no aguanto más. Estoy rota, tengo el corazón afuera del cuerpo. Me quiero morir. Algo que tenía adentro mío no está más. Yo no sueño más, no quiero a nadie nunca más. Para mí ya está, es la última vez que me ilusioné con algo y que sufrí así por algo”.
El silencio del resto actuó como única respuesta en un capítulo que -posiblemente- también haya descolocado a los televidentes.
