El rosario era un símbolo de fe y esperanza para los familiares de pacientes internados en Terapia Intensiva del Hospital Rawson. Y su poder milagroso en la sanación fue asegurado por quienes lo pudieron usar. La condición era que, una vez que recuperaran su salud, lo pasaran a otro paciente que ingresara en estado grave a ese hospital. Pero de un día para otro, el rosario desapareció. Ya no circulaba en el lugar desde hacía al menos 3 meses, afirmaron la semana pasada los enfermeros y guardias de la Policía. Pero, tras una nota publicada por este diario el 15 de mayo pasado que contaba que se lo habían robado, la fuente de milagros regresó ayer a su lugar de origen. Había estado pasando entre pacientes del Hospital Privado, que desconocían el código creado por los fieles, que establecía que debía permanecer en el Rawson.
El motivo de la desaparición fue que la cadena de fe se abrió más de la cuenta y el rosario salió del área de cuidados intensivos del Rawson y llegó hasta la del centro de salud privado en febrero pasado. Allí pasó por las manos de tres pacientes y estaba en poder de la madre de uno de ellos, cuando salió la nota del diario. Al leer el artículo, la mujer, horrorizada, se puso en contacto con Fátima Pacheco, quien lo había tenido antes, y se lo entregó. Lo tenía porque se lo habían pasado y no sabía cuál era su origen.
El rastro del collar religioso se perdió cuando salió de las salas del Rawson. Resulta que la última señora que lo recibió allí fue Rosa Díaz, la madre de un muchacho que estaba grave tras un accidente en moto ocurrido el 17 de enero. Ella se enteró de que una conocida suya, Aurora, la hermana de Fátima Pacheco, estaba mal de salud y fue personalmente a su casa en 25 de Mayo y le dejó el rosario. Aurora había sufrido un accidente cardiovascular el 8 de febrero. Por unas horas estuvo internada en Terapia Intensiva del Rawson, pero, como tenía obra social, fue luego derivada a la del Privado.
Así fue como el rosario comenzó a hacer su obra milagrosa en otro sitio. Con él rezó Fátima durante casi un mes mientras su hermana Aurora estuvo en coma. El 25 de marzo le dieron el alta y Fátima decidió pasarle el rosario al marido de una señora que estaba internada por un problema de hernia y que se lo pedía para rezar. Después, este señor se lo dio a la esposa de un hombre con cáncer en el estómago, también internado en el Privado. Era esta señora quien lo tenía en su poder cuando se enteró de que lo andaban buscando.
"No me acuerdo el nombre de ella. Sé que su marido ya estaba bien en su casa. Ella consiguió mi número de celular y me llamó cuando leyó la nota del diario. Me dijo que no se lo había robado, lo tenía porque se lo habían pasado y lo quería entregar", contó Fátima Pacheco, quien sin querer se convirtió en la encargada de devolver el rosario al Hospital Rawson.
Ayer por la mañana, Fátima se acercó a una familia que acababa de recibir el informe médico de un familiar internado en la terapia del Rawson. Les ofreció el rosario y, con lágrimas en los ojos por la emoción y el duro pronóstico que acababan de recibir, lo recibieron con gusto. La que se quedó con él fue Mónica Gómez, la hija de un hombre de 64 años que el martes pasado sufrió un ACV. Lo habían operado de la cabeza y estaba delicado. "Ni que lo hubiéramos buscado", dijo Mónica con el rosario en la mano. "Justo ayer estábamos hablando del rosario y de que nadie sabía dónde estaba", agregó mientras se comprometía a pasarlo luego a otra persona internada en ese hospital.
