Con varios episodios de violencia y algunos enfrentamientos, España se vio ayer paralizada en sus principales actividades por una huelga general convocada por las centrales sindicales contra el ajuste implementado por el gobierno, con cientos de miles de personas manifestando su descontento en las principales ciudades.
No obstante la masividad de la protesta, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, afirmó que la reforma laboral es ‘imparable‘, en respuesta a los reclamos sindicales para que el Gobierno se siente a negociar modificaciones a la norma.
Se trata de la primera huelga general contra el gobierno que encabeza Mariano Rajoy -y que ayer cumplió cien días- y cuyo eje es el rechazo total a los ajustes exigidos por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Unión Europea. Y en ese marco, el rechazo total a la reforma laboral que facilita los despidos y permite reducir unilateralmente los sueldos.
Las centrales convocantes -Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT)- proclamaron el éxito de la huelga. Según los sindicalistas, la huelga general alcanzó una adhesión del 77 por ciento, con participación elevada en la industria, la construcción, el sector automotor y el transporte. Un dato no menor fue que el consumo de electricidad cayó un 48 por ciento debido a la importancia de medida de fuerza.
Si bien la protesta se desarrolló, en general, con tranquilidad, en Barcelona hubo disturbios cuando la Policía cargó enérgicamente contra manifestantes. Estos incendiaron cestos de basura y arrojaron sillas en los famosos cafés de la ciudad, pero no se reportaron heridos.
Sindicalistas se congregaron en las principales ciudades pegando carteles en las vidrieras con la leyenda ‘Cerrado por huelga‘, aunque muchas tiendas permanecieron abiertas. Manifestantes respondieron a la carga policial en la céntrica plaza Catalunya incendiando una barricada y lanzado botellas y bombas de pintura contra los agentes.
En Madrid, en tanto, la emblemática Puerta del Sol fue el epicentro de la protesta. La Policía puso barricadas alrededor del Parlamento y de otros edificios públicos y arrestó a 58 personas, muchas de las cuales intentaron evitar que empleados cruzaran las líneas de piquetes para acudir a sus lugares de trabajo.
