Para alertar sobre el ataque cerebral, la Sociedad Neurológica Argentina designó al 30 de noviembre como Día Nacional del Ataque Cerebral, la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en adultos, que se produce cada 4 minutos en Argentina. La afección provoca graves lesiones cerebrales, puede causar la muerte o deja secuelas físicas y mentales irreversibles.
Los síntomas son repentinos: debilidad en la cara, en las extremidades, confusión, problemas para hablar o entender, un fuerte dolor de cabeza, falta de visión en uno ojo o en ambos, dificultades para caminar, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación, pueden indicar el comienzo de un ataque cerebral.
Un estudio, a partir del análisis de datos del Registro Nacional de Accidentes Cerebrovasculares (Renacer) arrojó un resultado sorprendente: en los pacientes con un accidente cerebrovascular isquémico (por obstrucción de un vaso sanguíneo), la mortalidad fue significativamente menor entre aquellos que habían completado al menos su educación primaria. A su vez, el riesgo de morir durante la internación fue aún menor entre quienes habían terminado estudios universitarios. El nivel de educación fue el factor protector más potente contra la mortalidad intrahospitalaria.
Por primera vez existen evidencias de la estrecha relación que se presenta entre la educación y la mortalidad por ataques cerebrales en un país latinoamericano. A pesar de que el ACV es un cuadro tan frecuente y discapacitante, los neurólogos observan que pocos conocen sus síntomas o comprenden lo importante que es recibir atención médica a tiempo. Una vez que se desata, se mueren dos millones de neuronas por segundo.
Para disminuir el impacto, es indispensable que el paciente busque ayuda inmediatamente, como máximo dos horas después de percibir los primeros síntomas. El tratamiento debe comenzar antes de que hayan transcurrido tres horas desde el comienzo del cuadro. El factor de riesgo más frecuente es la hipertensión arterial. Si se la controla, el riesgo baja notablemente, sin embargo, un estudio canadiense mostró que el 42% de los hipertensos no sabe que lo es, y sólo el 17% tiene los valores controlados.
Conocer más sobre el ataque cerebral, saber identificar sus síntomas y actuar con rapidez es la mejor forma de protegerse.
