La tercera carrera de la temporada ciclista sanjuanina, el tradicional circuito Orlando Carrizo Luna, tuvo un ganador repetido, el sprinter del equipo Municipalidad de Rawson, Darío Díaz. En esta ocasión, la victoria del veloz pedalista catamarqueño no tuvo la claridad suficiente de las dos anteriores, porque en el medio quedó la protesta de Cristian Clavero (Sindicato de Empleados Públicos) quien adujo haber sido encerrado contra la baranda por el ganador; quien a su vez afirmó que en ningún momento vio a nadie que lo quisiera sobrepasar por la cuerda.
Palabras más, palabras menos, prolongada discusión de por medio, lo que quedó claro ayer en Caucete es que el calor en la primera competencia del calendario realizada en la mañana tuvo su momento de máxima tensión después del embalaje, es decir después de concluida la carrera. Antes y durante el desarrollo no hubo alternativas destacadas. Fue una carrerita más de circuito, aburrida y monótona. El terremoto estuvo al final.
Como suele ocurrir en este tipo de carreras, donde en teoría los menos fuertes deberían mostrar sus credenciales, los integrantes de los equipos grandes controlan la cabeza del pelotón. Y, entre la falta de audacia de los más débiles para salir a copar la parada y la solidez de los conjuntos de mayor estructura, el devenir se hace reiterativo y sin aristas con peso propio como para considerarlas importantes.
Un buen número de ciclistas estuvo en el punto de largada, 137 en total. Muchas caras jóvenes, de pedaleros que hacen sus primeras armas entre los federados, completaron el enjambre multicolor que recorrió ayer las calles cauceteras.
Hubo, si, algunas que otras escaramuzas, todas relacionadas con corredores consagrados, como los retrasos momentáneos del ganador Díaz y de Juan Pablo Dotti (Agrupación Virgen de Fátima). En ambos casos, su calidad y el apoyo de sus compañeros los devolvió a un pelotón que ni se inmutó con la posibilidad de sacar alguna ventaja.
La carrera propiamente dicha se abrió en el último giro, cuando se produjeron algunos cortes que seleccionaron una veintena de hombres entre los que se definió la historia.
Al embalaje no llegaron muy bien armados y los velocistas debieron ingeniarselas por si mismos para ubicarse lo mejor posible para el duelo.
Y, en esa confrontación de mentes y físicos, cuando la adrenalina sube al máximo de su porcentaje en el cuerpo, se impuso Díaz. Queda la polémica, difícil de dilucidar porque los camarógrafos que aportan sus videos trabajan incómodos y porque la escena tomada a ras de piso difícilmente alcance para clarificar las cosas. Lo bueno del deporte es que la revancha está a sólo siete días.
