“No recuerdo ninguna etapa tranquila en el Tour, siempre pasa algo, hay nerviosismo y hay que estar muy atento”, dijo el ciclista del Astana, que se vio obligado a estar en la parte alta del pelotón para evitar los posibles cortes cuando el viento pegaba de costado.
Nibali contó que cada día está “totalmente concentrado” porque su “experiencia en las grandes vueltas demuestra que cada segundo cuenta al final”. El italiano aseguró que pese a la dureza de la carrera no tuvo días malos en este Tour.
