Los bruscos cambios de temperatura en el periodo abril-septiembre han impactado de lleno en el buen desarrollo de las vides sanjuaninas, especialmente en las plantas jóvenes, al punto que ya el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) detectó en fincas de al menos 5 departamentos -25 de Mayo, Pocito, Sarmiento, Angaco y Zonda- graves problemas en la brotación y descartaron que se deba a un problema de falta de agua. Según dijeron los expertos, las cepas están menos ‘cargadas’, es decir con menos uvas que lo normal, lo que inexorablemente al momento de la cosecha decantará en una disminución del rendimiento por hectárea, aunque por el momento explican que ‘es imposible calcularlo’.

El primer eslabón que explica el daño -ya es irreversible- que hay en las plantas, es que el otoño trajo consigo temperaturas benévolas que permitió que siga con el crecimiento vegetativo, lo que provocó que lleguen al invierno débiles. En tanto que en septiembre tuvieron la estocada final, con episodios de heladas tardías y calores sofocantes: por ejemplo, en ese mes el INTA registró una temperatura máxima de 36,3 grados y una mínima de -0,1 grados, que si se lo compara con el año 2010 esa amplitud térmica no es tal, de acuerdo a que el mercurio en esa oportunidad subió apenas hasta los 28,3 grados y bajó a los 1,5 grados.

Este brusco salto en la temperatura generó en las plantas que tenían un grado importante de desarrollo una parálisis en el crecimiento y así comenzaron a brotar yemas que venían más retrasadas, entonces eso generó que broten unas secundarias, lo que equivale a que la planta tenga menos ‘carga’, porque en definitiva terminan siendo racimos de menor tamaño.

‘Hay efectos de fríos invernales muy fuertes que se catalogarían como heladas invernales, que por más que la planta esté en reposo y en teoría preparada para soportar las bajas temperaturas, por alguna razón que pudo haber sido una defloración prematura por peronóspora o porque siguió vegetando en el otoño y la planta no llegó bien, lo que termina condenando a la cepa a tener brotes desparejos. No es algo demasiado común estos fenómenos’, explicó Maximiliano Battistella, investigador del área vitivinícola del INTA de Pocito. ‘En las variedades de uvas para pasas hemos notado problemas, hay zonas muy puntuales, hay lugares donde viene bien y en otros no. Ya se nota que la cantidad de racimos es menor o que los racimos traen menos granos’, agregó Juan Manuel Raigón, de la estación que tiene el organismo en el departamento San Martín.

El mayor daño registrado es en plantas jóvenes de no más de 4 años -contó Battistella-, que han crecido muy vigorosamente y no se han ‘rusticado’ (fortalecido) para poder pasar el invierno, porque han tenido muchísimo vigor durante el crecimiento vegetativo y no pudieron soportar el invierno. En el caso de las cepas más antiguas, el impacto es menor porque la planta tiene un ‘caparazón’ que le da los años. En este sentido las denuncias que recibió el INTA han recaído en plantas de variedades muy diversas: desde una Flame o Cereza hasta un Malbec.