Los nuevos diputados acordaron ayer no imponer una frecuencia fija para sesionar y dejaron abierta una puerta para no hacerlo en forma obligatoria todos los jueves, como era históricamente. La medida es la misma que tomaron los legisladores de la gestión anterior y está en sintonía con lo que pasa en la mayoría de los parlamentos provinciales del país. La intención es evitar una saturación de leyes y tener más tiempo para tratar con mayor profundidad los proyectos en comisión, según dijo el presidente de la bancada oficialista, Víctor Doña. Si se reúnen o no en el recinto, lo irán decidiendo todas las semanas en Labor Parlamentaria en función de la cantidad de proyectos de envergadura y de la urgencia de los mismos.

Con la nueva conformación de la Cámara de Diputados, la incógnita era saber si iba a haber cambios en la frecuencia para sesionar. Los diputados sanjuaninos siempre se impusieron hacerlo todos los jueves, pero la costumbre cambió el año pasado. Los por entonces legisladores resolvieron que no sea obligación reunirse todas las semanas en el recinto para debatir y que se convocara a sesión dependiendo de la cantidad de temas de envergadura que provinieran de las comisiones o de la urgencia de algún tema en particular.

Los diputados se reunieron ayer en la llamada “sesión preparatoria”, en donde se definen las autoridades del cuerpo y la periodicidad con la que van a bajar al recinto durante el año. Cuando llegó este último punto, el justicialista Hugo Díaz dijo que la frecuencia la iba a decidir Labor Parlamentaria. Así, confirmó que el mecanismo será el mismo que adoptaron los legisladores de la gestión anterior, en la que él estuvo (es uno de los reelectos).

La decisión de que no sea obligatorio sesionar todas las semanas recibió la aprobación de todos los bloques parlamentarios: oficialista, basualdista, bloquista y los unipersonales PRO y Actuar. Lo terminaron de decidir el martes, cuando se reunieron en Labor Parlamentaria con el actual presidente de la Cámara, Sergio Uñac.

Doña, que en el periodo anterior también fue el que encabezó la bancada giojista, mantuvo los mismos argumentos que en 2011 (Ver aparte). En aquella oportunidad, desde todos los bloques coincidieron en que al no ser obligatorio sesionar cada semana, iban a contar con más tiempo para trabajar en comisión los proyectos. Además, remarcaron que era una forma de evitar una superproducción de leyes. Pasa que en San Juan ya se superó la barrera de las 8.000 leyes y se calcula que más de la mitad quedaron obsoletas o no se aplican. En virtud de la cantidad de normas, en el periodo anterior, que encabezó Rubén Uñac, se anunció la elaboración de un digesto legislativo que sirva para hacer una depuración como la que realizó el Congreso nacional. La idea es repasar el estado de todas las leyes que fueron sancionadas en San Juan y determinar cuáles son las que deben seguir en pie y cuáles ya no son operativas.