La olivicultura enfrenta una de sus crisis más importantes como muchas otras economías regionales. Una de las alternativas para sobrevivir en la misma es la diferenciación. Lograr un sistema innovador, que pueda estar enfocado desde la sustentabilidad.
La puesta en valor de este sistema, significa tener en cuenta un estudio del territorio en el que nos encontramos, nuestra gente, nuestros materiales, el saber hacer y características culturales que harían que el aceite de oliva se diferencie en el mundo entre otros aspectos.
Por este motivo Suplemento Verde de DIARIO DE CUYO convocó a un grupo de empresarios olivícolas innovadores y profesionales del diseño, para debatir sobre este desafío, obteniendo las siguientes valiosas conclusiones:
Poner en común
Para la diseñadora María Silvina Vazquez, una de los cuatro integrantes de la Compañía de Diseño, "hay que poner en común el concepto del aceite de oliva. Me parece que hay que hablar más de aceite de oliva en San Juan y tener una presencia física donde se pueda anclar este producto a la cultura de consumo local. Generar centros de interpretación donde se manifiesta la importancia de este producto en la economía y el desarrollo local".
Todos a probar
Para el ingeniero agrónomo Juan Pablo Castellano, de la destacada empresa Trilogía, "hay que poner el óleo al alcance de la gente. Una vez que el consumidor prueba el aceite de buena calidad, difícilmente deje de consumirlo y además buscará el oliva de mejor calidad".
Afirmó que "hay que romper con una tradición cultural. Nuestra memoria colectiva tiene metido otro concepto, otro gusto de aceite de oliva y eso se da probando. Por eso insisto tanto con los envases pequeños o las mono dosis para que haya muchas muestras gratis", remarcando "debemos regalarlo para que la gente lo consuma".
Para el diseñador Leonardo Lissandrello de la Compañía de Diseño "uno de los grandes desafíos es poder innovar de manera efectiva los envases y embalajes. Trabajar con la materialidad de los mismos. Los materiales existen, sólo hay que trabajarlos para ofrecer un producto de calidad bien presentado y conservado".
Y agregó, "creo que hay que invertir más en la investigación, gestión y desarrollo de nuevas formas de imagen, embalaje y comunicación para el aceite de oliva. El diseño entonces puede ser un gran intermediario entre la empresa y la gente, para poner en valor el aceite de oliva".
A los jóvenes
Por su parte la ingeniera Elina Buffa de firma olivícola Trilogía, "hay todo un desafío en materia de comunicación del aceite de oliva. Es un producto muy asociado con lo antiguo y por ende hay pocos exponentes a nivel nacional, que tengan un sistema de identidad de producto diferentes como lo diseñada para nosotros, donde hay que hacer una apuesta total al mercado joven".
Buffa remarcó: "Los chicos están más abiertos a incorporar nuevos sabores y entender mejor los nuevos gustos del aceite de oliva y traducirlo en una mejor calidad".
Romper moldes
Por su parte el diseñador Federico Beguerí, remarcó "la importancia de animarse a romper moldes y barreras culturales a la hora de emprender un negocio. La clave de la diferenciación hoy está muchas veces en seguir el instinto empresarial y saber acompañarlo de la perspectiva profesional a fin de competir".
Trazabilidad
Finalmente Grabriel Penisi dijo "el diseño no debe estar sólo involucrado en la comunicación del óleo, sino en también en toda la vida del producto, desde la producción de la materia prima hasta la obtención final del óleo, así como los desechos del proceso productivo y reutilización de los envases y embalaje utilizando entre otras herramientas, la trazabilidad".
