Recortaron cientos de tiritas de papel para que las pelucas tomaran la forma adecuada o para que las alas de un pollito parecieran llenas de plumas amarillas y blancas. Y a pesar que por la edad el pulso no les favorece del todo, la mayoría de los adultos mayores de la colonia del Camping Don Bosco lucieron hermosos disfraces hechos de manera manual. Así, disfrazados de payasos, brujas y hasta de niños, los ancianos bailaron durante varias horas en la colonia de Santa Lucía, en el Camping Don Bosco.
Ana Marta y Ramón, el matrimonio estrella de la colonia, fue uno de los que lucieron un disfraz hecho de manera casera. Y aunque tuvieron pocos días para armar los trajes, se convirtieron en artesanos de los disfraces, ya que con materiales que tenían en su casa pusieron a lucir su creatividad. Con trozos de cartulina hicieron las bases de las alas y las caras de dos pollitos,
uno amarillo y el otro blanco, además usaron papel crepé para el plumaje de las aves. El resto fue pura imaginación, remeras del color del traje y mucha alegría para disfrutar la fiesta. La belleza y la dedicación de estos trajes hicieron que Ramón ganara el premio de mejor hombre disfrazado.
Al igual que ellos hubo muchos ancianos más que hicieron sus trajes. Usaron bolsas de residuos, recortes de telas y hasta tiritas de lana. Otros buscaron polleras viejas, sombreros que habían quedado en desuso o se pusieron ropa prestada. De esta forma el objetivo de vestirse de manera diferente se cumplió ya que los más de 250 adultos mayores se animaron aunque sea a pintarse la cara o a ponerse una flor en la cabeza.
Y a pesar de que el calor se hizo sentir mucho, los adultos mayores aprovecharon la música para divertirse sin parar. Es más, hasta cantaron a los gritos con una banda que los deleitó en vivo. Además los adultos tuvieron clases de bailes caribeños. Con un profesor como guía, casi todos se pararon de sus sillas y bailaron salsas, merengues y música brasileña. Pero sin duda los pasodobles y las tarantelas fueron el boom de la mañana.
