La actividad de la Universidad Nacional de San Juan, tanto en su actividad académica como en la proyección al medio, parece estar divorciada -cuando no confrontando- con la realidad provincial, o con el sentido común. El otorgamiento del título de doctor honoris causa al escritor Osvaldo Bayer, tal vez el mayor detractor de la personalidad y de la obra civilizadora de Domingo Faustino Sarmiento, es una actitud intempestiva del Consejo Superior en el año que se celebra el Bicentenario del Natalicio del prócer y en ante otro aniversario del fallecimiento del gran educador, recordado en la Argentina y en numerosos países donde su figura señera es ejemplo de virtudes políticas y sociales.

Nadie duda de los méritos de Bayer como investigador y defensor de los derechos humanos y sabrá fundamentar las acusaciones de racista que atribuye al Gran Sanjuanino, entre la catarata de descalificaciones a su enemigo. La libertad de expresión que gozamos permite esto agravios con más sustento ideológico que documentación. Pero lo que es inadmisible, porque hiere el sentimiento de la mayoría de los sanjuaninos, es que la UNSJ permita una provocación impulsada por un alumno de Ciencias Sociales, con anuencia del revisionismo doctrinario. Sarmiento, como todo hombre público, no está exento de críticas porque quien fue un avanzado en su tiempo genera polémicas y la investigación imparcial enriquece la historia. La cuestión es la lógica de la UNSJ frente al sentido de la oportunidad. Pero no debe alarmarnos, porque la Universidad de La Plata distinguió a Hugo Chávez como paladín de la libertad de prensa, aunque haya impuesto la censura, cerrado a una veintena de medios y encarcelado a periodistas.