Cuando el doctor Carlos Walter Tejada vió ayer a tantos medios de prensa en la sala principal del Servicio de Urgencias, se imaginó que era por una fatalidad. Creyó que alguna personalidad se había accidentado o que había ocurrido un grave accidente con numerosas víctimas fatales. Nunca pensó que él era el motivo de la convocatoria.
Ya estaba más o menos al tanto de que sus compañeros habían organizado un acto en su honor y para darle la despedida, en forma anticipada. Pero el festejo superó sus expectativas. Recibió palabras de agradecimiento por parte de sus colegas médicos, aplausos y abrazos de todo el personal del Servicio y dos placas en honor a su excelencia científica y humana.
Luego de 15 años de estar al frente del Servicio de Urgencias del Hospital Rawson, el doctor Carlos Walter Tejada se jubila. Pero pasará a formar parte indiscutida de la historia de ese lugar. En el salón del Servicio de Urgencias se colocó la primera placa recordatoria hasta el momento. Y es en su honor.
Además se le entregó otra plaqueta para que la pudiera llevar a casa.
"No son de oro -dijo el doctor José Gómez Soler, subjefe de Urgencias-, pero tienen un importante significado. Con ellas hemos querido destacar la excelencia científica y humana del doctor Tejada. Dios ha tocado sus manos para ser un excelente cirujano, pero doblemente ha tocado su corazón para dar lo mejor de sí a todos los que lo rodean. Mi mejor reconocimiento es llamarlo maestro".
A medida que avanzaba el acto homenaje también crecía la emoción. De a poco se fueron acercando algunos familiares de los internados en el Servicio para demostrar su apoyo al médico. El doctor Carlos Tejada se mantenía quieto y en total silencio mientras se descubría la placa empotrada en la pared. Ni siquiera levantaba la mirada para ocultar sus ojos llorosos. Luego le tocó el turno de hablar. Su discurso fue breve. Pero muy emotivo. "Esto me demuestra que no sólo tengo compañeros de trabajo, sino también verdaderos amigos -sostuvo con verdadera convicción-. Para mí el Servicio de Urgencias se transformó en mi casa, y todos ustedes (por el personal) en mi segunda familia".
A esa altura médicos, enfermeros, camilleros y personal de limpieza no pudieron contener la emoción. Con lágrimas en los ojos formaron una fila para para estrechar en un fuerte abrazo a su amigo. Y maestro.
