El murmullo reinaba en el búnker de Rodolfo Bloch y algunos rostros enrojecidos por las lágrimas y las cabezas cabizbajas demostraban el cimbronazo por la derrota. Con el resultado puesto, el candidato arengó a su tropa para darle fuerzas y para pedirle que no se desmovilicen y sigan trabajando en el proyecto político. Sus palabras generaron una respuesta inmediata en sus seguidores: hubo aplausos ensordecedores y abrazos calurosos, con la mente puesta en el futuro.
