Se lo podrá juzgar sobre si está para ser el entrenador de la Selección o para crítico de fútbol. Diego Maradona aún no tiene el aval de todos los argentinos, pero el final de este mundial tendrá la respuesta. No obstante, lo que no se puede negar es que por sus poros se emana motivación. Siempre del lado del jugador, para hablarle, corregirlo y darle ánimo como sucedió en el entretiempo para abrazar a Demichelis por el error que terminó en el gol coreano.
Maradona hay uno solo y por ahora todo va con viento a favor. Cuando sus dirigidos hacían la entrada en calor, uno por uno los fue palmeando y les habló, incluso a los que no iban a ser titulares, porque cada una de sus "23 fieras", como él los define, tienen su aval para jugar.
En la cancha hizo de todo, gritó cada gol con el alma, consultó junto a sus ayudantes Mancuso y Enrique cuando el partido intentó complicarse. Pero la mayor imagen de la tarde en Sudáfrica fue cuando una pelota perdida por el lateral fue contenida con un "taco", con "su" sello, para ganarse la ovación de todo el estadio. Está claro, el fútbol corre por sus venas y se sale de la vaina por calzarse los cortos y jugar al lado de Messi, su sucesor.
Para Maradona el éxito de esta Argentina reposa en "un grupo sensacional" que describió casi como un equipo asambleario en el que "si uno tiene que decir algo lo dice, se hacen constantemente reuniones, todo se habla, se consensúa, que es mejor que castigar, poner multa".
Reconoció que desde que llegó a Pretoria miró "un montón de cosas" se informó mucho, miró todo y aprendió. "Quería tener a los jugadores concentrados, contarles lo que es un Mundial. Y estamos viviendo un Mundial muy lindo, con dos triunfos conseguidos de una forma grande", señaló Diego, quien dijo estar "siempre a disposición de los jugadores para que me usen de la mejor manera".
Ayer Maradona pasó su segundo examen y se mostró muy relajado durante la conferencia de prensa, sonriente y orgulloso de lo realizado en el partido frente a los coreanos y con la cabeza puesta en Grecia, para quedarse con el primer lugar de su grupo.
