Dos grandes robos por más de medio millón de pesos ocurridos en empresas de Capital y Chimbas, quedaron a un paso de pasar a la impunidad definitiva. En ambos casos, la Policía capturó a dos hermanos y sospechó que en uno de los golpes contaron con la complicidad de otro sujeto. Pero los jueces que investigan esos episodios consideraron insuficientes las pruebas contra los implicados y los liberaron. Ahora, esos hermanos salieron a decir a través de su abogado defensor, Leonardo Villalba, que se creen víctimas de una persecución policial y que podrían plantear un recurso de amparo.
El primer robo ocurrió el 6 de junio pasado en oficinas de la empresa de transportes Clasur en Ignacio de la Roza casi Paula A. de Sarmiento, en Capital. Allí no había cámaras ni alarmas y sólo forzaron la ventana de un galpón para entrar. Luego abrieron con las llaves del lugar un fichero donde estaban unos $250.000.
Días después, policías de Robos y Hurtos apresaron a Julio Gómez (38, alias ‘el Negro de la Beba’) y le secuestraron un Peugeot 206. También a su hermana Liliana (33) y le quitaron un Renault Clío. Y aunque secuestraron un VW Gol no detuvieron a Rubén Senatore, quien pidió al juez no ir preso. Los pesquisas creían que compraron los autos con plata del robo.
Según Villalba, en todos los casos sus clientes (los Gómez) y Senatore, probaron que habían adquirido los vehículos con anterioridad al robo y también de donde habían sacado la plata. En el caso de Julio Gómez de la venta de un terreno -dijo- y en el de su hermana del pago de un seguro por un accidente.
Luego, el 16 de agosto pasado en la fábrica de escobas de Formosa y Patagonia, en el barrio Laprida, Chimbas, desconocidos forzaron un portón y se abrieron paso hasta una oficina, donde había una caja metálica con 140.000 pesos, 20.000 dólares y 2.000 euros (casi $270.000).
Y otra vez cayeron los Gómez. ‘La única prueba que dijeron tener era una tijera de cortar hierro del padre de la pareja de mi cliente y unos mensajes de celular sobre la venta de un perro de la pareja de Liliana. Pero cualquier tijera puede provocar el mismo corte y los mensajes no aludían a ningún robo y por eso los liberaron’, dijo Villalba.
Y agregó: ‘mis clientes se creen víctimas de una persecución policial y analizan presentar un amparo, porque siempre que hay grandes robos aparecen implicados sin ningún sustento’.
