El mejor piloto de la historia automovilística de Argentina, cumpliría 100 años hoy y en su centenario, Juan Manuel Fangio pisó suelo sanjuanino en dos oportunidades.

La primera de sus visitas fue en agosto de 1965 en una de las etapas del Gran Premio del Turismo Carretera, pero cumpliendo otro rol dentro del deporte, ya que llegó como director deportivo de Mercedes ayudando a las suecas Ewy Rosqvist y Ursula Wirth. El segundo paso del Chueco por la provincia fue por una invitación para darle su visto bueno al autódromo El Zonda en el año ‘66.

En su primera visita llegó siendo la imagen de Mercedes Benz, equipo con el que logró los campeonatos del ‘54 y ‘55 de Fórmula 1. Luego de retirarse, el Chueco se convirtió en director deportivo de la marca alemana en el Turismo Carretera y en uno de los Grandes Premios de la categoría pasó por San Juan e incluso estuvo almorzando en una finca cercana al Jardín de los Poetas.

En ese almuerzo compartió con mucha gente dejando una imagen de una persona reservada, humilde y cálida en el trato con todos. La segunda visita fue cuando lo invitó Antonio Meritello, quién tuvo una estrecha relación con el bicampeón del TC en los años ‘40 y ‘41. “Tuve la oportunidad de conocerlo en el Gran Premio de Argentina de Fórmula 1 en 1950 y desde ese momento fuimos amigos”, contó Meritello y agregó: “En esa época yo daba mis primeros pasos en el campo dirigencial. Tuve la suerte de acompañarlo como director adjunto de la Fórmula 1 en Argentina, siendo él el director de la máxima”.

Sobre su llegada a San Juan en el ‘66, el presidente de la ASV, dijo: “Me pidieron que lo invitara para que diera su opinión sobre el autódromo que en ese momento estaba sólo el dibujo en tierra. Aceptó gustoso y vino a la provincia. Ingresó a la Quebrada de Zonda y luego de unos minutos comentó que nos habíamos adelantado a su idea. El pensaba hace un circuito de características parecidas en Balcarce (su ciudad natal). En esa oportunidad es cuando nos aconsejó que cambiáramos el sentido de giro para no castigar los motores de los autos y por seguridad para el piloto porque el sol daba de frente y molestaba la visión”, concluyó Meritello.