El coma es un estado de inconsciencia por un daño estructural cerebral, que no responde a estímulos, según el grado en que se encuentre; y que generalmente es un período transitorio que puede concluir en la muerte, un estado mínimo de consciencia (superior al estado vegetativo persistente, se aprecia algo de actividad mental, apertura ocular, pero es imposible establecer una comunicación consistente) o un estado vegetativo (es decir, desconectado de sí mismo y del medio que lo rodea, con las funciones cardíacas, respiratorias, pares craneanos y el ciclo sueño/vigilia conservadas) que se denomina "Persistente’, cuando se mantiene más de un mes y sería el caso de Cerati.

Las probabilidades de despertarse son casi nulas por el daño estructural. Existe una teoría de la neuroplasticidad donde otras neuronas toman las funciones de las neuronas que han desaparecido por el infarto, pero en este caso de infarto maligno de la arteria cerebral media es también casi imposible, ya que irriga un poco más de 2/3 del hemisferio dominante (izquierdo).
Del estado vegetativo en el que se encuentra hay un ínfimo porcentaje de casos que pueden pasar a un estado mínimo de consciencia. Pero en este estado actual en que se encuentra Cerati puede estar años. El infarto maligno del hemisferio izquierdo le dejó severas secuelas tanto motoras como del lenguaje, de la palabra leída y escrita (afasias), entre las más importantes. Si bien tuvo un edema de tronco encefálico, los profesionales que lo atendieron lograron reducirlo a través de los tratamientos que le realizaron, y se logra que pasen algunos estímulos a algunas áreas de la región anterior del lóbulo frontal y región posterior del lóbulo occipital del lado dañado y al hemisferio contralateral, por lo que podría responder con algunas señas ante los estímulos externos, pero estos no son indicadores de mejoría ni de pronóstico favorables.