El detonante fue la detención, el 7 del corriente, de un hombre de 76 años que salía de un hotel por horas en Chimbas, con una pequeña de 11 años. En base a lo publicado, las zonas donde se observa a estas niñas, de entre 10 y 15 años y de condición humilde, serían particularmente Concepción y sectores de Rawson y Rivadavia.
Es necesario que actúen con urgencia y eficacia las diferentes áreas específicas del Estado provincial y municipal para controlar estos delitos, e impulsen una decidida investigación hasta descubrir los pliegues íntimos e ilegales de esta oscura y humillante realidad en nuestra ciudad. Se debería dar una clara señal de valentía política y judicial para desenmascarar a quienes se encuentran detrás de este delito, que no pueden contar con ningún tipo de impunidad. Sería una expresión luminosa en tiempos aún crepusculares en los la persona humana, en este caso menores de edad, no son respetados en su dignidad.
Igualmente, desde la esfera de promoción social, la realidad exige que se acentúe la implementación de políticas sociales, educativas y de combate a la pobreza, principal arma para hacer disminuir la oferta y que poco a poco, se deje de demandar este tipo de mal llamados "servicios", que no son otra cosa que nuevos procesos de esclavitud. La prostitución infantil es una realidad de humillantes consecuencias: la inocencia perdida.
Con su experiencia como víctima, Somalí Mam está plenamente embarcada en la lucha contra la explotación de menores. Cuando contaba con 14 años, fue vendida a un burdel en la capital de Camboya, donde fue víctima de violencia y abusos durante años. Con 20 años, consiguió escapar gracias a la ayuda de europeos. Escribió el libro "El silencio de la inocencia". Allí explica cómo el abuso al que son sometidos los menores cuando son obligados a prostituirse produce problemas de salud mental y físicos de graves y destructivas consecuencias. No es otra cosa que un acto de violencia, aunque se produzca de tal modo que no haya agresión física, pero siempre hay agresión psicológica, interfiriendo en el desarrollo normal y saludable del menor.
Es de esperar que la acción responsable e inmediata de quienes deben actuar no se dilate y se termine con esta flagrante violación de los derechos del niño.
