El último Informe Mundial sobre las Drogas, que elabora la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, trae una estadística por demás preocupante: advierte el alza significativa que está experimentando en el mundo el consumo de drogas sintéticas. En otras palabras, la organización alertó sobre un giro imprevisto, que ya tiene estadística para observar su gravedad. Mientras los mercados mundiales de cocaína, heroína y marihuana se redujeron o se estabilizaron en los últimos años, la producción y el consumo de drogas sintéticas han aumentado, aún aquellas que se venden con receta.
Según el estudio, en todo el mundo, unos 2100 millones de personas, o sea el 4,8% de la población de 15 a 64 años de edad, consumieron sustancias ilícitas como mínimo una vez durante el último año. El consumo general de drogas se mantuvo estable, incluido el de los adictos, que es 0,6% de la población mundial. Sin embargo, se disparó la demanda de drogas sintéticas de nueva generación, en especial porque no están sometidas a controles internacionales, en especial la piperazina y la catinona. También se sumaron sustancias que imitan los efectos de la marihuana y que aún no están penalizados, conocidas como "spice” (especias). La gravedad de este panorama es que las drogas sintéticas de diseño, que imitan a las sustancias ilegales, neutraliza los progresos observados en los mercados tradicionales de la droga, por lo cual los estimulantes de tipo anfetamínico son motivo de gran preocupación en el sudoeste de Asia por ejemplo. Otro tanto sucede con la metanfetamina, sustituto "legal” de la cocaína y del éxtasis. Esto replantea la lucha contra las drogas ilegales y los cárteles que las proveen.
