Cuenta la leyenda popular que el dulce de leche nació fortuitamente en el seno de un hogar patriótico, como fue la Estancia La Caledonia, dónde se firmó el 24 de junio de 1829, el "Pacto de Cañuelas” entre Juan Manuel de Rosas (que por ese entonces ocupaba el cargo de Jefe de las Fuerzas Federales) y el comandante del Ejército Unitario, Juan Lavalle.
De boca en boca, se dice que la criada de la casa estaba a cargo de la lechada, que no era otra cosas que leche caliente azucarada para cebar mate, una infusión que le encantaba a Rosas, cuando arribó Lavalle. Cansado por el viaje, se acostó en el catre donde usualmente descansaba el dueño de casa.
En ese interín, la criada, fue a llevarle un mate a Rosas y encontró, en su lugar, al jefe enemigo. Entonces salió corriendo en busca de la guardia, sin percatarse que la lechada -ya olvidada a esta altura de las circunstancias- hervía en la olla. Cuando regresó a la cocina de la olla salía una sustancia espesa de color marrón oscura. Llorando fue a plantearle a Rosas lo sucedido, y don Juan Manuel, en vez de enojarse, lo probó. Para sorpresa de todos, le gustó tanto que hasta convidó a su enemigo político con lo que de ahí en más se conoció como el "Dulce Criollo”, nombre con que lo bautizó el Restaurador de las Leyes, al actual Dulce de Leche
