Lejos de acusar recibo por el reclamo del sindicalismo opositor que derivó ayer en un paro nacional, la presidenta Cristina Fernández hizo ayer una durísima evaluación de los motivos que originaron la protesta y dijo sentir “vergüenza que el 10% que paga Ganancias no deje ir a trabajar al otro 90%”. Sostuvo que la medida de fuerza “no tuvo que ver con reivindicaciones obreras sino que se trató de oposición” y reclamó “solidaridad con los que no se pudieron subir a la escalera de la inclusión”.
“No estoy enojada, porque si hubiera habido trenes, colectivos, subtes si no hubiera habido huelga de transporte no hubiera habido paro general, hubieran ido todos a trabajar, incluso ese 10 por ciento que hizo la protesta”, enfatizó la Presidenta en Cadena Nacional durante un acto en el partido bonaerense de La Matanza.
“Hubo gente que en estos años subió escalón por escalón en su capacidad laboral, salarial y de consumo, pero todavía hay muchos que piden subirse, y por eso debemos ser solidarios con ellos”, remarcó la mandataria.
En ese marco, la Presidenta dijo que “me duele que quienes tienen un trabajo bien remunerado se olvidan de los que todavía están afuera y hacen un paro porque tienen que ceder un poco de su sueldo para otros compañeros”.
“Le tengo más miedo al frío de los corazones de los compañeros que se olvidan de dónde vinieron que al de los oligarcas”, enfatizó la jefa de Estado recordando históricas palabras de Eva Perón.
“Creo que todo el mundo tiene derecho a ser opositor pero no ir a presionar a un gobierno”, afirmó la Presidenta, quien instó a los gremialistas a “presentarse a elecciones pero no llevar a actitudes que le hacen mucho mal a los trabajadores”.
En otro tramo de su discurso Cristina aseguró que “vamos a seguir siendo Gobierno” más allá del 10 de diciembre próximo, pero “no quiero sinceramente ver a ningún trabajador” que se “le rebaje su salario, ya que eso pasó en Argentina, cuando le rebajaron el 13 por ciento a docentes, a los jubilados, a los trabajadores estatales”, en la administración de la Alianza.
“Si tiene que seguir habiendo huelgas porque hay un puñado de trabajadores que no quiere colaborar, lo voy a seguir bancando, me siento con espaldas para seguir bancando”, advirtió la Presidenta.
Cristina salió al cruce del paro cuando los titulares de las tres centrales sindicales opositoras, la CGT de Hugo Moyano, CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo y la CTA de Pablo Micheli, ya habían calificado de “contundente” el acatamiento a la protesta
Alto impacto
El paro que se inició a las 0 horas de ayer con el eje puesto en el pedido de modificación del Impuesto a las Ganancias que impacta en los salarios, afectó la totalidad del transporte público, limitando el servicio de colectivos de corta, media y larga distancia, trenes, subterráneos y vuelos comerciales, mientras que tuvo adhesión parcial entre los taxistas.
La medida de fuerza fue impulsada por los grandes medios del transporte y paralizó la Ciudad de Buenos Aires y las principales ciudades del país. Casi no hubo actividad en las escuelas y las faltas fueron justificadas, los bancos permanecieron cerrados y
en algunos casos también trabajaron a media máquina en los hospitales y no hubo recolección de residuos.
Al cese de tareas gremiales, se sumaron múltiples piquetes y cortes de ruta realizados por partidos de izquierda y corrientes gremiales antiburocráticas, que desde la madrugada tuvieron su epicentro en la autopista Panamericana, el Puente Pueyrredón y el Acceso Oeste.
