El ladrón que dejó su efímero sello de desnudar a sus víctimas mujeres en dos asaltos, en teoría para reducirlas y escapar, fue condenado ayer a 24 años de reclusión. Es Maximiliano Barrera al que, en realidad, condenaron por tres hechos: el robo de 50.000 pesos a una familia, el atraco a una clínica donde abusó de una mujer y el frustrado asalto a un centro de estética. A su supuesto cómplice, un cordobés, le dieron 3 años y 6 meses de prisión por participar en uno de esos robos.
El juez Arturo Velert Frau, de la Sala I de la Cámara en lo Penal y Correccional, fue duro contra Maxiliano Javier Barrera (38), un sanjuanino radicado en San Luis que tiene dos condenas anteriores por robos, según fuentes judiciales. Los 24 años de cárcel no fueron sólo por delitos de robos a mano arma, sino también por privación ilegítima de la libertad, abuso sexual agravado, portación y tenencia ilegal de armas, y hasta tentativa de robo y homicidio. Con el cordobés Juan José Benavídez (33) fue más benévolo, dado que lo castigó por un solo hecho: coautor de robo agravado.
A Barrera y Benavídez se los acusa del atraco del 18 de enero del 2009 a la familia Llarena en su casa en Bº Córdoba, Rivadavia, donde robaron 50.000 pesos. Según el fiscal Gustavo Manini, la prueba más firme es que luego las víctimas reconocieron a Barrera. Además, se identificó el Volkswagen Gol en el que huyó la banda, que pertenece a la madre del cordobés Benavidez. Muy por el contrario, los defensores Mario Vega y Faustino Gélvez cuestionaron las pruebas.
El hecho más grave por el que condenaron a Barrera fue por el asalto a la Clínica Integral, en la céntrica calle Entre Ríos, la tarde noche del 21 de enero de ese año. Ahí encañonó a una empleada que estaba sola, a quien llevó por los consultorios y le quitó 500 pesos, unas llaves y un celular. Después encerró a la mujer, la obligó a desvestirse y la maniató. La denuncia señala que el sujeto la manoseó dos veces y escapó.
Esa modalidad de desnudar a su víctima se volvió a ver el 22 de enero del 2009, en el atraco a un Centro de Estética en calle Rivadavia, frente a tribunales. Este fue el único hecho que reconoció Barrera. Una empleada también fue desvestida y reducida junto a una cliente. Aquella vez, todo salió mal para Barrera que se trenzó con el marido de unas de las víctimas. Las mujeres también lo enfrentaron, incluso un comerciante vecino. Él intentó dispararles, pero las balas no salieron de su revólver y fue apresado. Esa noche, Maximiliano Barrera terminó preso.
Benavídez, a la hora de tener la palabra, dijo: "ratifico mi inocencia". Barrera no se hizo cargo del atraco a los Llanera y a la clínica. Y menos de haber abusado de una mujer, "no necesito un arma para tocar a una mujer", afirmó. El juez poco le creyó y lo condenó por los tres atracos, el abuso sexual y otros delitos más.
