El bicentenario de la patria nos podría llevar a pensar en la educación como independencia y libertad. El estratega más importante de la historia, el Gral José de San Martín, ya en su época, luchaba por dos hechos relevantes: Independencia y constitución. Esta fecha envuelta en aureolas celestes y blancas, tuvo dos íconos destacados como Fray Justo Santa María de Oro y Narciso de la Laprida. Este bicentenario argentino, ofrece una oportunidad para volver a pensar el lugar y el peso que tiene la memoria histórica en la sociedad y las formas en que se transmite a las distintas generaciones. El modo en que la sociedad establece relaciones con su pasado no resulta estático, las variaciones que moldean el recuerdo histórico están atravesadas por las disputas del presente. Cabe consignar lo que decía el Dr Pedro Barcia ‘¿Por qué tenemos los argentinos un caudal tan grande de ensayos de búsqueda de identidad?

Tomás Bullat, fallecido en 2015 decía ‘ Estamos como Somos”..y continúa Barcia diciendo: ‘Es necesario revisar en este bicentenario nuestros rasgos identitatarios para corregir, a través d la educación, aquellos que podemos considerar malignos como el individualismo, el soborno y conservar los positivos como la hospitalidad, el trato cortés entre otros”.

Las historias enseñadas presentan cuestiones que materializan en las prácticas docentes, en tanto construcciones – creaciones – opciones que los profesores desarrollan como posibilidad y apertura a nuevos horizontes en el campo de la enseñanza de la historia o en otros casos, Ciencias Sociales (Historia – Geografía). La historia enseñada tiene potencialidad en la construcción de ‘nosotros” inclusivos, es decir, que existe una estrecha relación entre enseñanza, historia e identidad. La tradición reconoce a la historia y su enseñanza como actividad, porque toda persona, para habitar el mundo necesita tener una idea más o menos precisa de qué es él, y de su lugar en el mundo, es decir, la búsqueda de su identidad. Construcción de identidad, en tanto conocimiento de sí, pueden ser construidas en la historia enseñada. Algunas jornadas de sensibilización del Ministerio de Educación de la Provincia como aprender por competencias puedan ser pautas para pensar en futuros posibles, enseñando historias recientes, presentes y fortaleciendo la relación entre el conocimiento histórico y la enseñanza de la historia en las aulas. Estas historias más contemporáneas se distinguen por la coetaneidad de la época o la generación que las vive y narra, cuya característica es la simultaneidad entre la historia vivida y la contada. Otro punto significativo la constituyen las memorias e identidades. La experiencia se expresa en relatos y es el conjunto de ellos, el que nos acerca a otra época y, a los sentidos que las personas asignan a los hechos vividos. Metodológicamente, la práctica de la historia presente, responde a las mismas exigencias (búsqueda, crítica y comparación de fuentes). Pero los recursos a las nuevas fuentes, como testimonios orales, documentos audiovisuales, las tecnologías hacen interpretar con nuevos enfoques la historia. El conjunto de saberes que, desde enfoques críticos, aporten a la historia, constituyen un instrumento para el desarrollo de los alumnos en sus diversas dimensiones. ‘Sólo la Educación nos hará libres”.