Cuando funcionarios de educación de todo el mundo llegan a Singapur para ver por qué los estudiantes de este país del Sudeste Asiático obtienen tan buenos resultados en los exámenes internacionales de ciencia y matemática, no les lleva demasiado tiempo descubrir el secreto: hay una obsesión nacional con la educación.

Es una obsesión que, como se puede observar a los pocos minutos de llegar al aeropuerto, se manifiesta hasta en los billetes de dólares del país. Mientras los billetes en Estados Unidos y Latinoamérica muestran imágenes de próceres del pasado, el billete de 2 dólares de Singapur muestra un aula con los alumnos escuchando atentamente lo que dice un profesor, con una universidad en el fondo. Debajo, se lee una sola palabra: "Educación".

Hay bibliotecas públicas en los centros comerciales, enormes titulares en los medios sobre estudiantes que sobresalen académicamente, y un ministro de Educación que también es ministro alterno de Defensa.

Hace apenas 4 décadas, cuando Gran Bretaña le retiró a Singapur su estatus de colonia británica, este pequeño país era tan pobre que ninguna otra nación quizo hacerse cargo de su territorio. Su producto bruto en la década de los años ’60 era menos de la mitad del de Argentina, y similar al de México y Jamaica. Hoy día, en gran parte por su énfasis en la educación, Singapur es el noveno país más rico del mundo en ingreso percápita. Comparativamente, Estados Unidos ocupa el 10mo. lugar, Argentina el 81, México el 82, y Jamaica el 123.

En lo que hace a su sistema educativo, la historia de Singapur es asombrosa. Hace 4 décadas, Singapur tenía un alto nivel de analfabetismo. Hoy día, Singapur ocupa el primer puesto en los exámenes internacionales TIMSS destinados a evaluar la capacidad de los estudiantes de 4to. y 8vo. grado en matemática y ciencias.

La Universidad Nacional de Singapur ocupa el lugar número 30 entre las mejores universidades del mundo del Suplemento de Educación Superior del Times de Londres. Comparativamente, la mejor universidad de América Latina en ese ranking, la Universidad Nacional Autónoma de México, esta en el lugar 150.

"Para nosotros, la educación es una cuestión de supervivencia", dice el presidente de la Universidad Nacional de Singapur, Tan Chorh Chuan. "Singapur no tiene recursos naturales, de manera que no podemos sobrevivir si no nos concentramos en formar gente preparada".

De hecho, este país de 4,6 millones de personas importa virtualmente todo, incluyendo buena parte del agua que consume.

¿Cómo lo hizo Singapur? Según funcionarios y académicos locales, el fundador del país, Lee Kwan Yew, tuvo la visión de convertir a Singapur en un país angloparlante con educación bilingüe, donde los estudiantes aprenden inglés como primer idioma, y su lengua materna -mandarín, tamil o malayo- como segunda. Eso contribuyó a convertir a Singapur en un centro importante del comercio mundial.

También convirtió el sistema educativo en una de las más duras meritocracias del mundo, que produce trabajadores altamente calificados, y que exporta cada vez más productos de alta tecnología.

Las autoridades educativas y académicas niegan que sea un sistema draconiano. Señalan que los Institutos Politécnicos y los Institutos de Educación Técnica proporcionan una carrera -y autoestima- a todo el mundo.

Mi opinión: Por su pequeño tamaño y su régimen autoritario -la broma en Singapur es que aquí hay tanta censura que no se puede ir a pescar, porque hasta los peces tienen la boca cerrada-, no se puede presentar a este país como un modelo a seguir.

No obstante, podemos aprender algo de su obsesión nacional con la educación. Tal vez deberíamos empezar por poner la palabra "Educación" en nuestros billetes, para recordarnos constantemente de la importancia de un buen sistema educativo en la nueva economía global, cada vez más basada en el conocimiento.

LAS ESCUELAS identifican las capacidades de los estudiantes, y los encauzan en diferentes vertientes académicas que finalmente los conducen a la universidad o a escuelas técnicas o vocacionales.