La creciente expectativa en Estados Unidos, ante las elecciones presidenciales del 6 de noviembre próximo, ha sido definida por calificados analistas como "enigmas” por los interrogantes que intentan descifrar. La pobreza que siempre cobra valoración, no es preponderante ya que sólo alcanza al 15% de la población por lo que los candidatos se mostraron preocupados por la clase media y particularmente por el destino de la "generación del milenio”, la juventud que opina sobre los problemas políticos del país a través de las redes sociales. Los jóvenes se inclinan por valores de la paz y esto lo aprovecha Barack Obama para dinamizar a la desmotivada juventud en su espacio demócrata.
Por su parte los hispanos crecen en importancia, ya que para llegar a la Casa Blanca se debe contar con su apoyo ese 10% del electorado. Mitt Romney acusa al presidente de haber debilitado la posición de EEUU en el mundo y critica el manejo de la guerra en Medio Oriente, aunque los observadores advierten que, de llegar a la presidencia, Romney podría llevar al país a nuevas guerras. En los debates Obama se mostró más enérgico sin perder su imagen de estadista y ambos candidatos hicieron del tema económico y de la crisis mundial el centro de discusión.
Para muchos, a esta altura nada cambiará los pronósticos del 47%, o empate técnico como la mejor definición para explicar una carrera pareja que apunta a sostener a Obama por poco margen, favorecido al reconocerle la opinión pública lo logrado en seguridad nacional. Eliminar a Osaba bin Laden y degradar a Al Qaeda, son logros que reafirman la lucha por la paz , lo que no es una "incógnita” sino un anhelo natural de los pueblos.
