La ciudad de San Juan de la Frontera fue fundada el 13 de junio de 1562, por el capitán Juan Jufré de Loayza. La ceremonia se cumplió a orillas del río que los indígenas del lugar llamaban Tucuma o Tuluma y sólo 32 expedicionarios acompañaron a Jufré. Ellos fueron los primeros pobladores españoles de lo que hoy es San Juan, pero la historia que llevó a esta fundación había empezado mucho antes.
El territorio de lo que hoy es Argentina fue la última región de América explorada por los españoles. En ese momento ya habían creado en las tierras bajo su dominio dos virreinatos: el de Nueva España, con capital en México y el del Perú, cuya capital era Lima.
A mediados del siglo XVI los colonizadores llegaron desde el Perú a fundar ciudades del noroeste como Santiago del Estero o Tucumán. A esta avanzada se la denominó Corriente Colonizadora del Norte. También vinieron directamente desde España, a través de Buenos Aires, y fundaron ciudades del centro y este de nuestro territorio (Corriente Colonizadora del Este). Para la misma época, desde Chile, otra corriente colonizadora proveniente del Oeste exploró lo que luego sería la provincia de Cuyo.
En 1551, el Capitán Francisco de Villagra recorrió la zona de lo que hoy son las provincias de San Juan y Mendoza. Desde ese momento, varios fueron los grupos que exploraron nuestro territorio, enviados por las autoridades de la Capitanía General de Chile, que era una división territorial menor, que dependía del Virreinato del Perú. Estas expediciones previas tomaron contacto con los indios huarpes, que recibieron pacíficamente a los españoles. Precisamente la existencia de gran cantidad de indígenas que podían ser llevados a Chile para trabajar en el campo o las minas fue uno de los motivos por los cuales los españoles decidieron tomar posesión efectiva de estos territorios.
En 1562 el mismo Villagra, que había ascendido a gobernador de la Capitanía General de Chile, envió al capitán Juan Jufré a fundar y poblar ciudades en las zonas que ya se habían explorado. Juan Jufré y sus hombres cruzaron la cordillera y llegaron al valle de Uspallata. Previo reconocimiento del paraje y sus alrededores, Jufré fundó, el 28 de marzo de 1562, una ciudad a la que puso por nombre Ciudad de la Resurrección, en lo que hoy es Mendoza, que ya tenía una fundación anterior.
A los dos meses y medio, el capitán Jufré emprendió una incursión por el norte para llegar al valle de Tucuma o Tuluma. La expedición llegó así a un paraje cercano a una sierra a la que los naturales llamaban de Zonda, a orillas del rápido río Tucuma.
El 13 de junio de 1562 se produjo el acto formal de fundación de San Juan. La ceremonia tuvo pocos testigos: el reducido grupo de españoles que acompañaban a Jufré y algunos indios. Se leyó un acta, que fue firmada por algunos de los expedicionarios presentes. El lugar supuesto de este acto está marcado por el monumento al fundador erigido en la Plaza Juan Jufré, en el pueblo viejo o Concepción. El acta de fundación de la ciudad la bautizó San Juan de la Frontera en honor del santo patrono San Juan Bautista y por llegar su territorio hasta la frontera con el Tucumán.
Para el repartimiento de tierras Juan Jufré utilizó un plano en el que está dibujada una ciudad pequeña y regular. Consistía en un rectángulo de cinco manzanas por lado y 25 en total. Cada manzana se hallaba dividida por dos ejes perpendiculares en cuatro solares iguales.
Al centro se situaba la manzana destinada a Plaza Mayor o de Armas, con solares reservados en sus lados para el Cabildo, la Iglesia Matriz y la Hermandad de Santa Ana, y parcelas adjudicadas a las familias de Jufré, Ronquillo, Payo, Lemos, Cardoso, García Hernández, Delvira y Arias. Las restantes manzanas se distribuían entre los demás pobladores.
En los cuatro extremos del rectángulo de manzanas quedaron los lugares previstos para iglesias y conventos de Santo Domingo, San Francisco y La Merced y para hospitales, separados de españoles y de naturales. El trazado de San Juan de la Frontera respondió al molde de las poblaciones españolas en las Indias, fijado en 1523 por la Real Cédula de Fundaciones.
El mismo año de la fundación, a pocos meses, Juan Jufré y algunos de los primeros pobladores, regresaron a Chile. Jufré nunca volvió a San Juan.
En 1593 una crecida del río arrasó la precaria ciudad. Luis Jufré y Meneses, quinto hijo del fundador, la trasladó 25 cuadras al sur de su antiguo emplazamiento. Trazó la Plaza Mayor en un cuadrado desnudo y a su alrededor comenzó a crecer nuevamente San Juan, que tuvo que soportar nuevas inundaciones, pestes, terremotos.
Recordar nuestra historia ayuda a buscar el propio reconocimiento: conocer de dónde venimos para saber quiénes somos. El pasado forma parte de nuestra biografía como comunidad, pero nunca puede ser el protagonista, ya que esto significaría vivir exiliados en el ayer. Debemos dar al pasado el lugar que se merece, y sentirnos comprometidos con el presente, para mantener viva la ilusión de vivir.
(*) Profesor de Historia. Miembro de la Junta de Estudios Históricos de la Provincia de San Juan.
