Juan Pablo Echagüe, escribe en el siglo XIX, un relato bastante simple pero que deja ver en este a un ser tenebroso, la "’Pericana”,”…una silueta negra, altísima, de rostro ensangrentado, roja barba y saltones ojazos amarillos, se movía despacio muequeando espantosamente”, este ser no era visto por todos, sino que sólo los niños tenían la posibilidad de experimentar esta visión, tampoco era a cualquier hora, ya que solamente aparecía en la siesta.

Como todo mito, mucho de lo que sucede es de carácter fantástico, pero con un fin, en este caso, el de escarmentar y dar miedo a los niños para que en horas de la siesta no anduviesen haciendo sus travesuras y dejaran dormir a sus padres que querían descansar luego de una jornada de trabajo.

Este ser ha asustado a niños por muchos años, tal es así que padres y abuelos recuerdan el relato de sus mayores, "’no salgas a la hora de la siesta… mira que la Pericana te va a llevar…”, por supuesto que el temor y la aventura eran parte de la vida de los niños, que desobedecían la advertencia de los mayores.

Pero la pregunta que hoy hago es, ¿Qué padre hoy dice a su hijo que no salga en hora de la siesta porque se lo va a llevar la Pericana?, creo que son muchos los elementos que han matado a la Pericana, y solamente queda en el recuerdo de algún anaquel de algunos abuelos.

La Pericana, como ser mitológico, no era un ser urbano, por todo lo contrario era un ser rural, esto queda claramente en el relato de Echagüe "’… si la vimos entre las verdes parras”, hoy los niños no tiene forma de experimentar largos períodos en el campo, recordemos que el duro cemento de la ciudad se ha extendido en los últimos 20 años de una forma magnifica, reduciendo los espacios peri-urbanos o rurales. En segundo lugar podemos observar que los niños tienen acceso a distintos medios de comunicación (tv, internet, celulares o revistas), que se han encargado en crear visualmente seres muchos más tenebrosos, dejando la imaginación muy reducida. La necesidad que los padres deban trabajar y mantener a la familia ha provocado que las horas de trabajo se extiendan tanto para hombres y mujeres, ya no duermen siesta, o apenas unos minutos de esta, por lo tanto no hay continuidad del relato mítico.

No dejando nada al azar, los niños de hoy ponen en juicio de racionalidad cualquier cosa, algo que hace unos 30 años atrás no sucedía, esto está estrechamente ligado con un nuevo comportamiento humano de dar respuestas desmitificadoras, que desvalorizan los elementos culturales autóctonos, echando al olvido lo propio y produciendo un extrañamiento cultural, como ocurre por ejemplo con Halloween.