�El planteo, más directo o moderado por parte del arco sindical, toma otro cariz con el respaldo de la Iglesia, al amparo ahora, a diferencia de otras épocas, del inmenso paraguas del Papa Francisco. La Comisión Nacional de Justicia y Paz expresó su solidaridad con el sufrimiento de quienes padecen el ‘flagelo de la desocupación‘ y su cercanía con aquellos trabajadores que son sometidos a condiciones de ‘esclavitud‘ laboral. Por las dudas, deseó que ‘el país pueda ofrecer pronto nuevas oportunidades, especialmente para los jóvenes, en donde las condiciones laborales sean cada vez más respetuosas de la dignidad de la persona humana, promuevan un salario digno y se orienten hacia el bien común‘.