Quiero compartir con todos los lectores de DIARIO DE CUYO, estas historias que suceden en mi tierra chilena de la Cuarta Región, es decir, mis pagos coquimbanos. 

Resulta que hubo una noticia esperada, sorpresa agradable, la llamada "alta”, que implica continuar la recuperación de la salud fuera del hospital.  

A un año de un "alta” esperada por alguien que nunca había estado de cuidado extremo, resulta de nobleza y cortesía elaborar algunas líneas que hablen de la gratitud del paciente tras el volver a la vida misma. Y no es para menos, ahora, él, ya no es el mismo. Tal como el álamo huacho del camino que tuvo que abandonar, se reseca sin dejar de mirar la ribera.  
En adelantado borrador autobiográfìco, se lee: "El 31 de enero del 2015 queda sólo un hombre que "por más de cuarenta años vivía en un mismo lugar. En agosto ya no podía sostenerse en pie y acudió a los vínculos cercanos para el auxilio.  
Aunque el Día del Hospital que fue el 3 de octubre, ya está en el recuerdo de mucha gente.  

Cabe recordar las palabras de Pedro Ramírez en su obra "Efemérides” cuando dijo su célebre frase: "Se fijó este día para conmemorar la fecha en que el "Hospital San Juan de Dios” abrió sus puertas a los indigentes, sostenido en sus comienzos por la caridad cristiana (1842).  

Finalmente, no hay que ir muy lejos para encontrar a cientos, por no decir miles, de usuarios en la ciudad. el puerto y otros lugares de la Región de Coquimbo (Chile). El último Tsunami sorprende al solitario acogido en el Hospital San Pablo de Coquimbo, ya en trámite de "alta”.