Casi de madrugada. Exactamente a las 6.20 de la mañana con 4 grados de temperatura, con sensación térmica seguramente mucho menor, una llovizna constante y la niebla que hacía casi imposible la visibilidad, se puso en marcha la 5ta edición del Desafío Ansilta. Fueron casi 70 los atletas que disputaron la prueba mayor, la de 65 kilómetros, que recorrió los cerros ulluneros y que tuvo como ganador al sanjuanino Franco Oro. Después, un poco más tarde, el resto de los atletas argentinos, brasileños, chilenos y uruguayos -que habían completado con anterioridad el cupo de 1500 inscriptos- también se animaron a la prueba más convocante de trail running de la región.
La prueba que contó con la organización del “Adventure Pro”, fue una prueba para que cada competidor desafíe todos sus límites. Es que el frío era fácil de combatir cuando lograban entrar en calor, pero la intermitente lluvia, dificultaba a los atletas y le ponía el plus que necesitaba la competencia haciendola aún más difícil. Además de la ultramaratón, hubo pruebas de 42, 28, 16, 8 y 4 kilómetros, estas dos últimas las más convocantes de la jornada. Cabe destacar la notable participación de los más pequeños, que a pesar del frío de la jornada, también se animaron con el “Desafío Kids”, que partió después del mediodía.
Sin luz natural y partiendo desde el Complejo Palmar del Lago, el primer paso de la 65K fue escalar hasta el Cerro Panorámico, el primer escollo que tuvieron que atravesar los atletas, es que por la lluvia que había caído la noche anterior, el ascenso se hizo mucho más duro. Después se dirigieron hacía el Este, atravesando por senderos y abriendo huellas donde no las había. La parte más dura para algunos fue ascender hasta el filo del Cerro Tres Marías. En realidad el ascenso no fue lo más dificultoso, pero sí el descenso. Es que cuando los atletas aparecían por el Castillito, la bajada se hacía dura por el barro y hubo muchos que allí sufrieron caídas pero por fortuna, sin gravedad. Enseguida, los competidores partían por el costado de la ruta emprendiendo el regreso. Esos últimos kilómetros se hacían sentir en el físico de los protagonistas, que tenían que subir una cuesta en el ingreso a Punta Tabasco, porque el ascenso empinado con lo agreste que se presentaba el terreno, también fue motivo de varias caídas.
Con todo el desgaste de la prueba, el sacrificio finalizaba en Palmar del Lago. Allí, con los brazos en alto, quienes terminaban le ponían fin a una verdadera odisea. El Desafío había finalizado. Éste fue quizás, el desafío más duro de todos.
