La historia nos cuenta que corría el año 1801 cuando una joven, Paula Albarracín, aún soltera, decidió construir su casa en un terreno que había heredado de su padre. Sin otros recursos, instaló su telar bajo la sombra de una higuera que ya existía en el lugar y allí tejía distintas prendas que luego vendía. Con los frutos de su trabajo levantó los muros de la primera habitación. Con los años, el patio con la higuera y el telar conformaron el espacio en el que se desarrollaba gran parte de la vida familiar. Bajo su sombra es donde recuerda Sarmiento haber recibido las primeras letras. Cuando sus hijas mayores, en su afán de modernizar la casa, derribaron el árbol, el pesar de la madre fue tan grande que el mismo Sarmiento decidió reparar el daño de lo que él mismo llamó "un hacha higuericida". La familia dejó crecer un retoño que es el que hoy se conserva. Desde hace décadas el árbol es cuidado bajo la supervisión de un ingeniero agrónomo que controla humedad, temperatura y sanidad de la planta. Es mantenida con riego por goteo y a profundidad, con un sistema que impide que la humedad llegue a los cimientos y paredes de la casa. Todos los años, para la época de la poda, se hacen nuevos retoños de la higuera histórica. Una vez que crecen son entregados a instituciones educativas y culturales de todo el país y del extranjero que así lo solicitan. Todos los años, para la época de la poda, se hacen nuevos retoños de la higuera histórica. Una vez que crecen son entregados a instituciones educativas y culturales de todo el país y del extranjero que así lo solicitan.
"A poca distancia de la puerta de entrada elevaba su copa verdinegra la patriarcal higuera… Alguna ramas de la higuera iban a frotarse contra las murallas de la casa, y calentadas allí por la reverberación del sol, sus frutos se anticipaban a la estación, ofreciendo para el 23 de noviembre, cumpleaños de mi padre, su contribución de sazonadas brevas para aumentar el regocijo de la familia"…
Domingo F. Sarmiento -"Recuerdos de Provincia"
La higuera en un jardín
Ficus carica o higuera es un árbol perenne de porte mediano a chico, de la familia de las moráceas (Moraceae), una de las numerosísimas especies del género Ficus. Originario de Asia sudoccidental, crece ahora espontáneamente en torno al Mediterráneo y en otras regiones del mundo, como al sur de Lima, en la costa central del Perú.
Características
De porte bajo, más semejante al de un arbusto que al de un árbol (entre 3-10 m), sobre todo cuando emite rodrigones que sostienen sus ramas. Poco exigente en cuanto a las cualidades del terreno, su crecimiento es lento. No es raro ver retoños o pies bastante desarrollados creciendo en farallones rocosos o viejos muros. La corteza es lisa y de color grisáceo. Las hojas son caducas, profundamente lobuladas, de color verde negruzco. Produce frutos compuestos de un tipo especial, el sicono, a los que se conoce como higos (sicono etimológicamente significa higo). Las higueras crecen espontáneamente en terrenos rocosos e incluso en muros, donde pocas plantas encuentran oportunidad. La higuera produce un látex irritante. Algunas higueras, llamadas breveras, son bíferas o reflorecientes, porque producen dos cosechas al año, la primera, que es de brevas, a principios del verano, y la segunda, de higos, sobre finales del estío. Las brevas se producen en otoño, pero permanecen en el árbol durante el invierno, madurando al final de la primavera. Otras higueras, en cambio, sólo dan higos.
Requerimientos
Hay muchas cosas que hay que plantearse antes de decidirnos a plantar una higuera (ficus carica) en el jardín. El crecimiento de la higuera es muy difícil de controlar y es capaz de levantar el pavimento, por lo tanto antes de plantar hay que tener presente el lugar que ocupará y que no moleste a los vecinos. Necesita de un suelo rico en humus y húmedo aunque bien drenado, de ahí la utilización de las piedras que evitan que el agua se estanque. Las higueras pueden plantarse con semillas o mediante injerto, pero es recomendable escoger árboles de vivero de unos dos años. Es conveniente sujetarla con una estaca y revisar la atadura cada año para que no estrangule el tallo. La época para plantar es en invierno. Una vez hemos plantado nuestra higuera debemos realizar las podas en febrero. La poda es formativa durante los primeros años de vida para formar la estructura del árbol. A partir de aquí, cada año deben eliminarse las ramas viejas hasta el punto donde aparecen las yemas jóvenes. En primavera se realiza el abonado con fertilizantes y estiércol. Es a partir de esta estación y hasta otoño la época en la que florece este árbol cuyas flores amarillas no visibles se convertirán en la primavera siguiente en el fruto. Si las condiciones son especialmente favorables (muy cálidas), los frutos se podrán recoger en septiembre. Normalmente, las higueras toleran una amplitud muy ancha de riego, y en el caso de que hayamos restringido las raíces para que el árbol no crezca demasiado y produzca más frutos, es conveniente regarlas con frecuencia sin anegarlas. Las temperaturas que soporta es muy amplia (de -7 ºC hasta 40 ºC), aunque la media ideal sería de unos 18 ºC, lo que supondría producir una cosecha anual. En zonas más frías, debe plantarse en lugares más abrigados y orientada hacia el sol.
Variedades de higueras
1- Higueras de Esmirna que requieren polinización por la avispa del higo y cabrahigos para desarrollar las cosechas.
2- Persistente (o común) no necesitan polinización; el fruto se desarrolla por medios partenocárpicos.
3- Intermedio (o San Pedro) no necesitan polinización de cultivos para establecer la breva, pero sí la necesitan, al menos en algunas regiones, para el cultivo principal.
