Buenos Aires, 25 de febrero.- Dicen que el fútbol argentino es único por su gente, su pasión y por la intensidad con la que se lo vive. Pero dentro de él, el Torneo del Interior es un sub-mundo en el que ocurren cosas de las más disparatadas, como lo que sucedió en el partido entre Libertad de Charata y San Lorenzo, por la Zona 52 del torneo.

El partido estaba definido, Libertad ganaba 4 a 2 y tuvo un contraataque que terminaría en una anécdota de las más insólitas. Un delantero quedó mano a mano con el arquero y le cedió la pelota a un compañero, que sacó un potente remate que dio en el travesaño y se fue para arriba. Hasta allí, todo normal.

Lo cierto es que el balón, en lugar de irse por detrás del arco, rebotó en una rama y volvió al campo. Acto seguido, y ante la sorpresa de sus compañeros, uno de los defensores tomó el balón con su mano y se dispuso a sacar del arco.

Pero claro, al árbitro no le quedó otra que cumplir con el reglamento y cobró el correspondiente penal, ya que la pelota nunca salió del campo. El defensor, resignado y sorprendido, no tuvo otra que acatar la sanción y así Libertad amplió la cuenta mediante la pena máxima para coronar el 5 a 2 con el que se llevó el partido.