La calle se llama Pablo Rojas, pero no tiene el cartel que lo indica. Los vecinos, los remiseros y la mayoría de las personas que llegan a ella la conocen como "La calle del árbol". Y no es para menos, en el medio de la arteria, justo en la esquina de esa calle y la Paula Albarracin de Sarmiento (Capital), una acacia de casi 10 metros de altura ocupa el espacio. El árbol, que está allí desde que todo el terreno estaba ocupado por fincas, sobrevivió a la apertura de la calle y después a la pavimentación. Hoy, según los vecinos, cumple una función muy importante: es la rotonda del lugar.
"Por la calle Rojas pasa el colectivo y los autos que vienen por Paula doblan rápido. Si no estuviera el árbol, que funciona como una especie de rotonda, habría accidentes todo el tiempo", comentó Laura Morán, una de las vecinas del barrio Smata. Es que la esquina en la que confluyen ambas calles es muy ancha y el árbol es el que marca el límite para el ingreso de los vehículos de una mano y de otra.
Lucio Gómez, director del Programa Provincial de Espacios Verdes de la provincia, comentó que él mismo fue uno de los vecinos que pidieron que la planta permaneciera allí después de que abrieron la calle. "Fue hace como 22 ó 23 años. Yo vivía en el barrio Smata y con un grupo de vecinos pedimos que dejaran el árbol porque era grande y se dio solo", contó. Y explicó que esa especie, que tiene unas pequeñas flores amarillas, es autóctona y vive sin que sea necesario regarla. Lo que no se puede hacer es determinar la edad de esa acacia, ya que, según explicó Gómez, el tamaño de esos árboles depende de la tierra y el clima en el que se hayan dado y no de los años de la planta.
Por su parte, María Angélica Pérez, otra de las mujeres que viven en el lugar, contó que también tuvieron que salvar el árbol cuando comenzaron las obras de pavimentación de la calle. Según dijo, fue durante el gobierno del intendente de Capital, Alfredo Avelín Nolléns, de 1999 a 2003. "Pedimos que asfaltaran la calle y el intendente Avelín vino a verla. Cuando llegó yo le dije «no pretenderá sacar el árbol», y me contestó «no, lo vamos a dejar»", recordó la mujer. Y comentó que "para todos los vecinos es muy importante este árbol, nos gustaría hacerle un cantero para que esté más protegido".
Así, la acacia sobrevivió durante los años y se adueñó de la esquina gracias al pedido de los vecinos. Y no sólo da sombra, también organiza el tránsito y le da la identidad al lugar.
