La palabra Luthería proviene del vocablo francés “luth”, que significa laúd, como se los llamaba antiguamente a los constructores de estos instrumentos y de cuerda, o sea que se refiere específicamente a los cordófonos compuestos. Se conoce a la Luthería como “el arte de construir instrumentos de cuerda, que tienen la caja de resonancia con la prolongación de un mango o mástil, y no incluye a los cordófonos simples, instrumentos de cuerda con caja pero que no tienen mango, ejemplo, el Arpa”. La Luthería es un arte bastante completo, ya que intervienen varios factores: Físico: Ya que al tener tensiones de cuerdas, hay que saber darle espesores y medidas determinadas para que el instrumento tenga resistencia y duración con el paso del tiempo. Acústico: Es uno de los elementos principales para la sonoridad, ya que si no se tiene idea de cómo vibran las maderas no se pueden dar curvas, alturas y espesores, para que el instrumento suene adecuadamente y se diferencie de un instrumento de estudio. Químico: Esto se encuentra en la elaboración de los barnices, en los cuales se utilizan elementos naturales como resinas (Mastic, sandáraca, goma laca, etc.), aceites (aceite de lino), alcohol, trementina, y hasta en algunos casos se utilizan ácidos; en el uso de todos estos elementos para la confección de un barniz hay que tomar todos los recaudos posibles. Artístico y técnico: Esto es por la utilización de las herramientas y el trabajo manual que se hace para el moldeado del mango, tapas, costados, la incrustación de filetes, etc.
