Locuaz. Verborrágico. Y contagioso. Básicamente motivador. A eso viene desde hace dos meses Diego Bresler a la provincia.

Pero ojo que no se entienda que viene a agitar masas o a movilizar almas. O quizás sí. Este experimentado consultor, que en carne propia vivió lo que significa animarse a presentar la renuncia a un trabajo seguro para convertirse en un emprendedor en primera persona, viene a compartir sus experiencias pero también a capacitar, a enseñar, a contar alguno de los secretos de las grandes empresas por las que pasó. Viene, como a él le gusta decir, a ayudar a encontrar identidades, ya que considera que esa es la base de un buen negocio, creativo e innovador. Pero fundamentalmente, interesante para los clientes. En esta charla, comparte algunas de sus visiones, las que está poniendo a consideración de 50 sanjuaninos que participan en la Clínica e Incubadora de Emprendimientos Culturales.

¿Cómo llegaste a San Juan?

Tuve la buena suerte que la estructura de Cultura del gobierno de San Juan me invitase para poder trabajar con los emprendedores de Industrias Creativas, en un programa que para mí es muy importante porque es ‘de punta de lanza” en el país. La incubación de emprendedores creativos en un formato de trabajo flexible, con la mirada de negocios partiendo de un concepto de identidad, no se hace en muchos lados.

¿Los gobiernos no invierten en capacitar a sus emprendedores?

Sí, pero no de manera flexible. Esto es: empecemos y que cada uno traiga su idea. No hay una línea ni un formato bajado desde arriba. Eso hace que la tarea sea diferente porque surge de cada emprendedor.

¿Es válido apostar a una incubadora de emprendedores en un marco de crisis? ¿Es la oportunidad?

Ese es el planteo. Hay gente que en los momentos de crisis aprovecha y entiende que es cuando hay que redoblar la apuesta. ¿Te vas a quedar tranquilito, esperando? No. El momento de crisis es la oportunidad, si no, cuando suba la ola y haya un mejor momento económico, si no hiciste nada seguramente vas a quedar abajo de la línea de pobreza. Es preferible tratar de reflotar una idea y apurar el tranco, eso hace que puedas levantar un poco más arriba de la línea y hasta a lo mejor te tomés algunas licencias que no estaban en tus planes ni te hubieses animado en las épocas de vacas gordas.

¿La mayoría se queda sentado esperando que caiga la oportunidad del cielo a sus manos?

Hay muchos que se quedan esperando a ver qué pasa cuando pase la crisis. En realidad lo mejor es decirse a uno mismo que si quiere hacer algo, ese es el momento. A mí me pasó y eso es lo que cuento en la Clínica e Incubadora de Emprendedores Culturales, que estoy haciendo en San Juan. Si yo reviso mi historia, encuentro que coincidentemente la mayor cantidad de entrevistas periodísticas me las hicieron durante los años 2001, 2008, 2015-6. Cada 7 años, ya parezco la comezón del séptimo año, cuando son las crisis económicas fuertes. Y ante la pregunta recurrente de qué puedo proponer en ese momento, yo siempre digo lo mismo: uno no puede darse el lujo de tener una mirada miope en algunas cosas, al contrario, hay que animarse y abrirse. Por ejemplo, si uno solo pensaba en hacer negocios en San Juan, tiene que apostar a más y tomar la iniciativa de venderle al país. Y trabajar para venderle a Latinoamérica y el mundo entero inclusive. Se deben ampliar los horizontes de la cabeza porque si se complica el panorama en tu provincia, vas a tener alternativas para vender en algunos lugares de la Argentina, y si no en otros puntos de la región por lo menos. Pero también hay que animarse a salir a vender y a usar las redes sociales, cuando hasta ese momento uno se daba el lujo de que lo hiciera otro. Todas estas cosas las repito cada 7 años, porque creo que es el momento ideal. Hay algunos que se ponen las pilas, lo hacen bien y ese envión le sirve para el momento de vacas flacas y vacas gordas también.

Entonces ¿no hay que temerle a las crisis tanto?

Por supuesto, todo emprendedor y empresario, no puede quedarse paralizado en el momento de crisis.

¿Cómo se enseña a encontrar la oportunidad?

Capacitarse es una herramienta. Ahora, en San Juan, por ejemplo, estamos trabajando con una comunidad de 50 emprendedores de diferentes rubros de Industrias Creativas, entre los que se incluyen los que consideran la cultura y la creatividad en su mirada ampliada (ya no es solamente diseño y artes escénicas, sino que abarca la gastronomía, los videojuegos, el turismo). Hasta ahora tenían la licencia de lo creativo pero al incorporarles la palabra ‘industrias” se anexan los procesos y la gestión para que esos mundos de cultura y creatividad no sean solamente expresiones de deseo sino expresiones también con sustento de negocios.

En tu propuesta se asocian como claves la creatividad y las industrias, ¿no son antagónicas? ¿Algo creativo puede estar industrializado?

La creatividad per-se no funciona y la cultura per-se, tampoco funciona. Las industrias creativas tienen una fuerte dualidad, tanto en Buenos Aires, en Tokio, en Nueva York como en San Juan y es que los creativos que quieren vivir de eso, tienen que entender que necesitan el sustento de un proceso, un circuito, una gestión y una cabeza de planificación. Entonces indefectiblemente hay que convertir eso que cada uno hace en industrias creativas o industrias culturales. Sencillamente agregarle a un producto la palabra ‘industrias” da noción de que el emprendedor quiere tener una intención real, sino no es solamente ‘pour la galerie”. Y es más, hay que agregar un elemento más: las economías creativas, que es lo que lo sustenta porque genera negocios y cruces entre gente que está relacionada con la cultura y la creatividad.

¿Cada vez más gente creativa quiere vivir de lo que le gusta hacer?

Creo que ahora están en un lugar menos careta. Todavía te encontrás con algunas personas que dicen ‘yo vivo de ser arquitecto y a las pinturas las hago porque quiero darme el gusto”. Y en realidad, les encantaría ir con sus obras de arte por las ferias, vendiendo cuadros o sueñan con que sponsoreen sus exposiciones. Algunos todavía están condicionados. Pero a la par, hay una gran evolución del pensamiento en aquellos que se permiten vivir de su creatividad. Y no lo ven como mala palabra porque no lo es. Sencillamente hay que disfrutarlo y hacer algunas cosas para poder vivir de esto. Entre las cosas que hay que hacer es definir el propio cuento.

¿Definir el propio cuento?

De alguna forma cuando hablamos de cultura creativa se está poniendo el acento en una mirada de autor, una mirada identitaria, hay algo para contar más allá de lo que se hace, un sello personal, una historia personal. Porque restaurantes hay a montones. Pero este restaurante en particular está contando un cuento, una historia, que habla de una cuestión cultural, una cuestión identitaria, que no es la misma que cuenta el restaurante que está enfrente. Y eso es la puesta en valor: cuando tenés algo distinto para contar, podés crecer. Esto es lo que trabajamos hasta ahora con los 50 emprendedores sanjuaninos que respondieron a una convocatoria abierta, pasaron una selección, definieron sus perfiles y no sólo concurren sino que piensan y analizan todo el tiempo siguiendo la dinámica propuesta.

¿Qué encontraste en San Juan?

Preguntámelo más adelante. Estamos en el proceso. El programa consiste en masters class con partes teóricas y partes prácticas y un acompañamiento a la distancia. Estamos trabajando con los 50 emprendedores a la vez para que se definan. De todos modos, la mayoría de estos emprendedores ya funciona como tal. Con ellos estamos haciendo ajustes. Y hay algunos poquitos, los menos, que están en la etapa de idea. Todavía no arrancan. La intención es debatir, trabajar y desarrollar un qué, un cómo y un de qué manera. Con estos elementos vamos a ir construyendo planes de negocios. Lo que sí, muchos de estos emprendimientos valen la pena.

Creativamente hablando, ¿ya está todo creado?

Hay mucho para hacer. Pero hay que tener en cuenta que a veces aparece un genio loco por ahí, pero sólo con un genio loco no basta, no tiene sustento o está fuera de contexto, o no tiene un proceso porque se queda con una idea divina y nada más.

¿El objetivo es lograr realmente hacer el negocio?

Aunque es apenas un pronóstico, debo decir que a muchos de estos 50 les tengo fe. Muchos ya tienen sus espacios físicos y además tienen qué mostrar, de hecho algunos son emprendimientos referentes de la provincia. Pero considero que aún falta dar algunos pasos para asentar estos proyectos y definir su marca personal, su cuentito, su identidad.

Así como se los capacita, ¿también se los va a ayudar con el financiamiento?

No lo hemos charlando pero se tendría que trabajar en esto. Inclusive conseguir sponsors que puedan no solo ayudar a solventar la compra de la máquina sino también para que se sigan capacitando y asesorándose. Esa es la primer plata que necesita todo emprendedor. El sistema debe comprender que el grande puede bancar a ese chiquito y éste devolverle, inclusive con su trabajo creativo. Así todos ganan.

¿Qué obstáculos tiene un emprendedor?

El principal obstáculo es el mismo emprendedor. Es uno mismo. He llegado a la conclusión que no son tan creativos como se creen porque a pesar de formar parte de una Industria Creativa a pocos se les ocurre, por ejemplo, cómo conseguir un vendedor. Hay creatividad selectiva. Y segundo no tienen los pajaritos ordenados. A muchos, los mando a terapia para que abran la cabeza, superen miedos y pánicos. Y fundamentalmente para que autodefinan su perfil emprendedor, para que tengan claro para qué son buenos y para que no son tan buenos. Y todo ese caudal malo hay que trabajarlo para superarlo porque en general las personas nos ‘acolchonamos” en lo malo y eso es lo peor que puede pasarle a un emprendedor. Después están las coyunturas como obstáculos lógicos, que a veces te acompañan más, a veces te acompañan menos. Casi la mayor parte de los problemas es la cabeza del emprendedor o el empresario. Uno de los grandes desafíos del emprendedor es la permeabilidad a los cambios, a las críticas, a la adaptaciones.

¿Todos podemos ser emprendedores?

Si se piensa desde un perfil emprendedor, si. Lo importante es que uno tiene que estar preparado para meterse en este mundo. Lo que falta solo hay que buscarlo. Yo siempre hablo de un concepto que es el costo-oportunidad, uno siempre hace cosas y deja de hacer otras. Y ser emprendedor no significa hacer todo.

¿Un emprendedor se va a hacer multimillonario?

Cuántos hay que sí. ¿Por qué no? Esos son los que entendieron que venden conceptos no objetos. Pero para eso, hay que conocerse, definir una identidad debe superar a un producto. Como pasa con Lego, su slogan es ‘ayuda a construir” y así llevan adelante no sólo la empresa de bloques de encastre para chicos, sino que también una constructora.

Todos los participantes que hacen la clínica, ¿deben tener una identidad sanjuanina?

La identidad sanjuanina salpica todo el cuento de cada uno, es decir la identidad propia. Es una combinación de las dos. Si no se entiende eso, todos se van a parar en los íconos sanjuaninos, pero somos todos distintos. Hay que buscar la marca individual, eso es lo que más le atrae al mercado internacional.